Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



jueves, 25 de noviembre de 2010

Un día para recordar...un día para olvidar..un día para gritar...

Un día para recordar, un día para olvidar, un día para pelear, un día para gritar...pero me pregunto yo si algún día habrá un día, un 25 de noviembre, que se pueda borrar del calendario, que podamos pasar del 24 al 26, porque dicha efeméride no haga falta, porque esta sociedad haya evolucionado como nos merecemos, pero debemos empezar por nosotros mismos, por darnos una lección ya no tanto de igualad o de “buenos tratos” sino de humanidad, de respeto, de reconocimiento de los derechos del otro. Porque bien es que mi libertad acaba donde empieza la tuya, por eso mismo tenemos que tener claro que no hay pertenencias, que las personas son eso, personas, y no objetos que podemos manejar y poner o quitar de nuestra vida, o poner y quitar de un lugar o de otro a nuestro antojo, porque no nos podemos creer mejores que nadie...y mucho menos cuando tú eres un hombre y ella, una mujer.
Porque cuando veo una imagen de una mujer maltratada, un golpe, un moratón, un pañuelo en un cuello cuando no es lógico o una noticia relacionada con una muerte mal llamada pasional, me da rabia y creo que aquellos monos que dicen que nos preceden en la historia de la humanidad no distan tanto de lo que somos hoy en día, animales irracionales que no se paran a pensar que nuestros iguales, sean del sexo que sean, merecen el mismo trato que nosotros, y no un maltrato continuado como sufren muchas mujeres.
Hoy, gracias a mi profesión, la que hay veces que me da alegrías y otras tantas tristezas o un mal sabor de boca, he recibido una lección. He podido asistir a un relato de los que ponen los vellos de punta, de los que parecen una realidad muy cercana, como cuando tenemos un problema y decimos que es una amiga la que se encuentra en esa situación que nos avergonzamos de contar, pues igual. Y sin duda, había detalles tan escabrosos, que parece que sólo podía ser sacado de la una historia real, y lo que más me ha llegado es que la persona que lo ha leído tenía que parar en su narración porque la emoción la embargaba más de lo que pretendía.
Y estos días no es que reciba otra lección sino que me indigno cuando escucho que, a pesar de las oportunidades que tienen los jóvenes, aumenta el número de casos de maltrato o violencia de género en menores de 20 años. Y pienso, qué pasa por sus mentes, a unos para repetir unos roles tan arcaicos, tan alejados de las modernidades y de las vidas que llevan, y otros por dejar que les avasallen, que le hagan ser una pertenencia inerte sin posibilidad de decidir.
Que te quede claro que cuando te dice “esa falta es muy corta” no es que se sienta incómodo porque otro hombre te mire, sino que no soporta que puedas ponerte guapa para alguien que no es él; cuando te dice que se siente celoso de aquel amigo o de aquel nuevo compañero de clase, no es que te quiera más que nadie, sino que te quiere sólo para él, que no te quiere ni va a compartirte; cuando un pequeño golpe toca tu piel, no es el último, es el primero de una larga lista; cuando una pelea termina en un puñetazo a la pared, no creas que se lo ha pensado porque te quiere, sino que ha tenido un momento de lucidez que la siguiente vez no acudirá a su mente; que te falte al respeto o te infravalore no es más que un maltrato psicológico y no es que te quiera hacer espabilar...
Simplemente abrid los ojos. No sé si yo tengo esa lección aprendida, por educación, por mi personalidad o a saber por qué...pero me siento orgullosa por tener esas cosas claras...

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