Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



sábado, 26 de abril de 2014

Mi traje de gitana...

Hoy, estos días atrás, me acuerdo mucho de ti, más de lo habitual. Porque es tiempo de que estuvieras ultimando mi traje de gitana, como todos los años. Es tiempo de que estuviéramos peleando por cómo debía quedar...Seguro que a estas alturas pretenderías, como siempre, que mi traje quedara listo, hasta la Feria, y aún nos queda un mes. Que no se me ocurriera adelgazar o engordar. Y es como si te estuviera oyendo decirme que no iba a poder respirar, pero siempre te replicaba que a mí me gustaba el traje ajustado, porque es como luce bonito.

Desde hace unos años no he podido comprarme un traje de gitana y tampoco me hubiera apetecido. Prefería llevar los últimos que me hiciste, y este año, aunque sí he optado por lucar traje nuevo, seguiré sacando del cajón los últimos que tengo...
Porque sabes que todos los años me convencías, allá por el mes de febrero, para que me comprara una tela. Sabías que me daba igual que aún no hubiera lunares, porque no eran mi elemento más gustoso para un traje de gitana. Este año no tengo más remedio que llevarlos porque esas telas que a mí me gustaban y esos modelos que, entre las dos, acordábamos, no los hay. Sólo se pueden hacer. Y como tú, nadie. Y cuando te traía la tela, dependiendo del año, me echabas o no la bronca. Aún me acuerdo del traje turquesa con tela de fiesta...Cuánto me reñías cada vez que la aguja decidía no pasar por la tela.
Y desde bien temprano empezaba a enseñarte los modelos que me gustaban. Siempre los pillaba de Simof. Y llegaba el momento de que me desmontaras mi idea, aunque había cosas que conseguía que no remodelaras. Pero era tu forma de hacer las cosas, y al final, mi madre y tú me convenciais para que cambiara de opinión. Porque yo costurera no soy y a veces, reconozco, pedía imposibles.
Pero tenía la certeza de que, fuera como fuese, nunca había un vestido como el mío. Podía llevar parte de mi tela, o de mi forma, pero nunca era como el mío. Era exclusivo, y lo lucía con mucho gusto. Y los seguiré luciendo. Aunque el de este año sea de lunares y no sea tuyo...
Me vienen a la cabeza las peleas porque yo pretendía que lo ajustaras al máximo de todos sitios. Siempre quería más escote, y tú siempre me intentabas hacer entender que, cuando cosías, aquello menguaba. Pero nunca te hacía caso. Ni tú a mí.
Y ver mi traje en proceso, de ver cómo transformabas la tela que había elegido e ibas añadiendo aquellos detalle que yo quería que llevara. Y a estas alturas, estoy segura de que tendría mi traje casi listo, para colgarlo en la percha y comtemplarlo casi un mes, hasta que llegue la Feria...
Pero al final son sólo recuerdos, porque no puedo hacer que vuelvas a pelearte conmigo, que me pinches con el alfiler sin querer, que me ajustes el vestido para que me dé cuenta de que me va a ser imposible respirar, que me hagas entender que no eres una modista y hay cosas que se te estacapan, que me digas con qué combinarlo...Pero todo eso lo guardo en mi memoria y ahora más que nunca, que se acerca la Feria, saco a pasear mis recuerdos, porque es inevitable que me acuerde de esos meses en que transformabas la tela en mi traje de gitana...