Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



lunes, 31 de diciembre de 2012

¡Adiós, 2012!

Otro año que se va, y como decía una amiga hace unos días, yo creo que olvidé pedirle algo concreto a 2012 y me ha dejado los residuos, lo que no quería nadie, así que a este 2013 le pediré cositas muy concretas, a ver si así acierta o por lo menos da en el centro de la diana, qué menos.
En 2011 le ponía mucho empeño a 2012, porque para mí los años pares son especiales, y además éste era bisiesto (y yo por ser zurda creo que soy muy cercana a todo lo que suena extraño, que se sale de lo normal) y se cumplí mi treintena. Pero nada más lejos, ha sido un año, lo digo con la mano en el corazón, para olvidar. He perdido a un ser querido, como a mi segunda madre, y eso no se lo perdono a 2012, jamás; he perdido mi trabajo, algo que en la época que corre y tal y como está la situación en mi casa, tampoco es perdonable, y tres, una amistad...y ya creo que es suficiente...
Esta noche no voy a pedir nada, más allá de salud y trabajo para los mios y para mí. A pesar de que dicen que va a ser un año duro, por lo menos que no nos falte para intentar sobrevivir, para poder seguir levantando la cabeza y respirar, a pesar de que el estado normal será sentir la asfixia.
No voy a pedir amor, ya lo pedí en 2011 y me salió rana el asunto. Quiero que llegue si tiene que hacerlo; obvio que me encantaría que ocurriera, porque es bello sentir la piel de alguien rozando la tuya, un beso al despedirte y un mensajito de buenos días, un paseo por la playa cogidos de la mano, pasar los malos momentos pegada a alguien, un abrazo a tiempo, un apoyo cuando crees que caes...
No voy a hacer los típicos rituales. Ya los hice a finales de 2011 y tampoco me funcionó, porque el año peor no ha podido ir. Nada de ropa interior roja a estrenar, si es roja será reutilizada, y si no, de cualquier color; nada de anillos de oro en la copa de champán. Las uvas ya me las comí hace unas semanas, porque hay un amigo que esta noche las comerá trabajando, así que una buena idea fue celebrar una Nochevieja anticipada con él; así que con las de esta noche serán 24, a ver si esto hace que tenga el doble de suerte, pero de la buena.
No voy a poner metas más allá de la felicidad, pasar cada día como si fuera el último y aprovechar a los que están a mi lado y quieren estarlo. No voy a atar a nadie a mi lado, porque tener a alguien contigo sin que quiera es muy difícil, es una tontería, porque al final acabará marchándose y sin mirar atrás, sin querer tener un lazo de unión a mí. Que cada uno vuele por donde quiera y con quien quiera. Saldré a la calle sin pensar en lo apretado de mi cartera, de que apenas tengo para gastar, cuando no quede nada en el bolsillo, pues la diversión tendrá que ser de la gratuita. Y esta noche, que es la más cercana para salir a la calle, lo haré con una sonrisa en la cara, pretendiendo pasar un buen rato con aquellas que esta noche me acompañarán. Y además, con muchas expectativas en el buen sentido, de pasarlo bien y divertirme, en un ambiente distinto, con gente distinta, pero con las mismas ganas que otras veces que nos hemos reunido.
A este año, raro, que en principio no me gustaba, por eso de que decía de que sólo me gustan los números pares (porque nací en número par y porque en el colegio jugaba a saltarme los números impares por creerlos feos), no le pediré nada, pero voy a confiar mucho en él, a pesar de que en la cultura en la que vivimos el 13 no es que sea de los amados, y los supersticiosos no lo quieren demasiado.
Pues yo, 2013, te doy la bienvenida ya, aún sabiendo de antemano que será un año duro a nivel económico, y ese castigo económico sé que afectará a todo un poco, pero ojalá que me dejes disfrutar de los más cercanos, de mi familia y de mis amigos, de unas risas agusto, de un café tempranero o tardío, de una cena esporádica para ponernos al día, de las reuniones de periodistas, de participar en los problemas de otros y e intentar darles una solución, poder ver las sonrisas de mis pequeños y de los no tan pequeños...
Y por supuesto, os deseo a todos, los que estáis más cerca, más lejos; a los que os puedo dar un abrazo más a menudo o a los que tengo que ver de mucho en mucho; a los que os escribo por carta o a través de las redes sociales o a los que os veo a menudo; a los que me queréis más o menos; a los que os quiero con locura, a los que voy aprendiendo a quereros con vuestras particularidades (como hacéis conmigo), a los que no me queréis, a los que acabo de conocer, como aquel que dice; a los que me leéis, a los que me odiais, a los que me alabáis como periodista y a las que os parezco lo peor... en fin, a todos, os deseo una feliz entrada en 2013, os mando mis mejores deseos y ojalá el mío se cumpla, que este año que viene sea mejor...

domingo, 16 de diciembre de 2012

¡Hay tanto en qué pensar!

¡Hay tanto en qué pensar y tan poco tiempo! Mientras hacía unas cuantas cosas, escuchando de fondo alguna que otra canción nueva y por tanto de esas que requieren de tu atención, para saber de qué va la letra, me he acordado de alguien que formó parte de mi vida y ya no. Y además lo he enlazado con alguna que otra experiencia vivida ayer con una persona cercana. Si echo la vista atrás, yo me he visto en situaciones de esas en que te duele tanto apartarte de alguien a quien consideras importante en tu vida, que haces lo que sea por permanecer ahí.
Pero llega un momento en que no sólo te duele el corazón y la cabeza te martillea de tanto intentar pensar en qué hacer para agradar a esa persona que pretendes mantener a tu lado sin ningún éxito. Sino que el estómago se te vuelve del revés y tu cuerpo empieza a reaccionar de manera caprichosa, avisándote de que lo que haces, lo que sientes, lo que vives, no es sano, por eso es momento de cortar por lo sano, aunque en el momento parezca que te están arrancando una parte de ti. Y hay veces en que es posible que esa persona quede como un amigo, o como un conocido, pero hay otras, como ocurrió en mi caso, en que es imposible, en que los lazos se deben cortar totalmente, porque al final sabes que no hay otro camino.
Que esa persona nunca corresponderá tus sentimientos; nunca estará a tu altura; no podrá o querrá satisfacer tus necesidades; que no te dará ni la mitad de lo que tú les das; que es incapaz de sentirse cerca tuyo sino al contrario, bien lejos; y que no te mira con los ojos que te gustaría...Si alguien no te puede dar lo que pretendes o crees que merece, déjalo ir, porque al final serás una persona desgraciada y también harás desgraciado a quien se acerque a ti.
En fin, y eso no puedes verlo más que tú, la que sufre en silencio esa incómoda e injusta situación, sobre todo para poder buscar una solución. Los consejos que puedan darte te servirán, pero cuando cobres conciencia de todo lo que ocurre, lo que es posible conseguir y lo que no, y pongas en pie tus metas y olvides aquellas que son demasiado imposibles (pues siempre es positivo seguir sueños imposibles pero de esos alcanzables), sólo entonces podrás dar pasos hacia adelante, hacia tu tranquilidad y tu paz. Por mucho que te digan, que intenten convencerte de algo, no hay salida a menos que seas tú quien la vea necesaria, y por desgracia en ese aspecto hablo desde la propia experiencia, la desagradable experiencia que es la única que te abre los ojos y te devuelve a la realidad, te saca de tus sueños, de lo que te gustaría que fuera y no es.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Delante de tus narices

Hay veces que, sencillamente, aquello que buscas, esperas o anhelas, está delante de tus narices. Quizás es la falta de confianza en tus posibilidades, la incredulidad o la miopía la que no te permiten darte cuenta, o es que estamos acostumbrados a que nos tengan que decir siempre algo tal cual es, con todas las señales y todos los pormenores.
No hablo sólo de amor y sí hablo de amor. Porque me gustaría que esa persona estuviera delante de mis narices, que estuviera ahí, más cerca o más lejos, pero que fuera efectivamente esa persona que considero más o menos completa, de esas que te encantan por un montón de cosas, aunque a veces la regañes por lo que hace, lo que dice, o como se comporta.
Sí, ojalá delante de mis narices estuviera esa persona. Quizás me dé cuenta, quizás sólo sea un sueño, quizás necesite un empujoncito, quizás necesite arriesgar, porque perder ya es una de las respuestas, ¿y ganar? Quizás nos aferramos tanto a que algo no puede ser, a que alguien no está para nosotros, que rechazamos esa posibilidad antes de intentarlo, antes quizás de vernos en esa situación...

viernes, 7 de diciembre de 2012

Palabra de aliento

Llevo varios días viendo cómo enlazar una pequeña conversación que mantuve el fin de semana pasado con una amiga. Es de esas conversaciones que te hacen sentir bien, te reconfortan, y es que sólo hace falta una palabra de aliento para que el puzzle que se vino abajo se vuelva a poner en pie. Tan fácil como eso, tan sencillo como ese "algo" a tiempo.
Por eso no dejo de dar las gracias, porque es mágico sentir que para alguien, en algo concreto, eres una referencia. Sí, aunque tú creas que no, al final te hacen ver que tienes tesón, fuerzas, ganas y que, sin darte cuenta, transmites algo a los demás y con lograr eso para una sola persona es un mundo para mí, es mucho más de lo que podría esperar, de lo que podría imaginar. Por eso doy de nuevo las gracias, porque hay veces que te hace falta un empujoncito para creer más en ti, porque hay veces que necesitas que alguien comparta su opinión de ti para envalentornarte, para hacer que vuelvas a caminar sola, como lo hacías antes, sin necesitas de alzas, de muletas que te sostengan, aunque es cierto que todas esas personas que están a tu lado (lo estén o no físicamente), que confían en ti y te quieren al final son las que siempre hacen que esa fortaleza crezca.
Y no sabes, porque no lo podré explicar con palabras, cuánto bien me hizo escucharte, o leerte en este caso, saber que nada cambia, que por cerca o lejos que estés de alguien, por mucho o poco que hables con esas personas, siempre te siguen considerando, como el primer día, sin que nadie cambie, a pesar de que tengas la sensación de que algún escollo, alguna piedra en el camino, pudiera hacer que algo cambiara, que algo se estropeara. Pero sé que sabes cuánto agradezco que tuvieras un ratito para mí, para decirme cosas que me animan y que me ayuda, en esta época complicada y difícil, a seguir adelante.