Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 29 de julio de 2012

Una lágrima

Una lágrima resbala por mi mejilla, aunque le ha costado salir, porque se resistía a hacerlo. Ha estado luchando por no dejar su hogar, por no creer que tenía un motivo para tener que deslizarse por mi cara y acabar cayendo al vacío. Pero no es su intención ni la mía que esa lágrima haya caído, pero ayuda en un momento de apuro y agobio, a desahogar el alma, a purificarla, para tomar impulso para continuar. Y es que no siempre el camino es fácil, porque un tropezón te aleja mucho de tu destino, y ese destino, aunque esté tan cerca, parece que a veces se aleja conforme yo me intento adentrar en él, es como perseguir un imposible. Pero creo que si miro por un agujerito pequeño, está ahí, al otro lado, por eso merece la pena que esa lágrima, de rabia, de impotencia, de ganas de que algo salga bien, haya caído, para que otras no tomen el mismo rumbo, el mismo destino...

Caminando

Caminando llego a la conclusión de si es cierto o no que me sigues. Y creo que he estado tentada de mirar varias veces hacia atrás y no estás, pero me niego a hacerlo de forma certera, porque sé que me llevaré un chasco, que es verdad lo que intuyo y nunca de tus labios escuché. El instinto creo que es lo que vale, y en este caso, por mucho que digas que no, no sigues mis huellas en la arena, en la arena de la playa, no dejas las tuyas marcadas encima de las mías. Abrigo la esperanza, pero es otra persona con rostro ajeno a ti quien me sigue, y de repente, me adelanta. Al final creí lo que no era, al final me dejé engañar y saliste vencedor, porque creí tu mentira y ahora estarás satisfecho riéndote de mi en cualquier parte, donde quiera que estés. La mentira fue tu aliada y la mía la cobardía, la de no ponerme frente a ti para exigirte lo que nunca quisiste decirme. Era más fácil, en un tiempo que no recuerdo, decirme lo que podría querer oir, para nunca consumar los hechos, para nunca hacer que tus manos y las mías se unieran, porque no era tu intención, por eso no podía ser. No. Y yo caí en tu trampa. Ahora podrás poner en tu medallero que, mientras era otra la que recibía todo lo que había de ti, yo creía en tus palabras, palabras vacías, palabras mentirosas y que no eran mías, sino recicladas de otra, de otro amor que era y es y que yo pensaba que no.

miércoles, 25 de julio de 2012

Feliz cumple hermanito

Hoy es el cumple de mi hermano, y aunque desde que tengo el blog nunca se me ha ocurrido escribirle nada en él y menos para felicitarlo, imagino que siempre debe haber una primera vez ¿no? Y aunque seguro que no me lee, que no es de muchas nuevas tecnologías, me da igual.
Ahora me viene a la cabeza las relaciones que veo entre mis amistades con sus hermanos, las que los tienen claro, y cada uno se comporta de una manera distinta y singular, pero creo que a todos nos une ese sentimiento de saber que llevamos la misma sangre, o no, pero sí un amor incondicional, de esos especiales.
Siempre digo que, bien por cosas de la vida, o porque tenía que llegar ese momento, empecé a sentir esa sensación de querer a mi hermano, al igual que a mis padres, más que nunca cuando me fui a la universidad. Porque estás lejos y echas de menos cada detalle que te recuerda a casa, que huele a familia. Y aunque era consciente de que volvía de fin de semana en fin de semana, habían sido 18 años viéndolos todos los días, y de repente para alguien a quien le gusta disfrutar de su casa, es trabajoso. Cuando me fui de casa, para volver, por supuesto, porque no cambio El Puerto por nada mientras pueda, tenía 18 años y el 12, en plena adolescencia.
Quizás por tener un hermano y no una hermana no hemos compartido esos ratos de intimidad que pueden tener dos niñas, de pintarse las uñas, prestarse maquillaje, darse consejo con los chicos o pelearse por un vestido, pero sinceramente, hemos tenido nuestras guerrillas de pequeños, y por ello nos hemos ganado algún que otro grito de mi madre, y hemos tenido una buena relación, que espero que continúe siéndolo, porque no recuerdo cuando fue la última vez que me enfadé con mi hermano, y por lo tanto, confío en que siga siendo así.
Hemos pasado por momentos mejores y peores, pero si el lazo entre los más cercanos no es fuerte, nada podrá ayudarte a superar esos baches, los envites que te da la vida. Y si no prestas atención y cariño a los más cercanos, de qué te sirve querer a alguien que llega de fuera. Eso me pregunto yo. Y yo, aunque no lo diga, no lo exprese, quiero mucho a mi hermano, y encima es el único que tengo, así que doble es el sentimiento...Y espero que lo sepa. Y seguirán llegando momentos buenos, regulares, y algo más malos, seguro, porque la vida nunca deja de sorprendernos, pero yo siempre tendré mi mano tendida hacia mi hermano, hacia mis padres, y hacia mi familia, porque así podremos luchar por todo lo que venga.

Pd: FELICIDADES hermanito, aunque como bien dices, mi hermanito también se hace viejo jeje...24 veranitos (que no primaveras, porque naciste en pleno mes de julio joio)...

martes, 24 de julio de 2012

Germán, cansado de las vacaciones

Germán se ha levantado esta mañana en su cama del hotel, lo que denota que siguen de vacaciones. En su subconsciente le hubiera encantado haberse dormido anoche en el hotel y haberse levantado hoy en casa, en su cama. Porque esas cosas pasan. Muchas veces recuerda quedarse dormido viendo los dibujitos en el sofá y al final aparece en su cama. Pues igual, pero no lo habrá deseado lo suficiente, que al final sigue de vacaciones. Vacaciones, que para sus padrece, por lo que escucha hablar, será algo insólito, majestuoso, pero que para él se está volviendo algo pesado muy pesado.
Pues bien, desde que se ha levantado, Germán anda suspirando. Mamá le ha dicho que hoy puede bajar mucho más temprano a la piscina, pero se ha acercado a ella y, tirándole de la blusa le ha preguntado, casi con voz de pena, que cuándo van a volver. Y es que, echa de menos a abuela, que juega con él a los coches, y Pablo, como es tan pequeño, aún no se interesa por sus juguetes, más que para chupetearlos, y a sus primos, con los que tantas horas pasa, ya sea peleando o jugando. Pero es divertido, y en cambio aquí, en el hotel, ha sido pocas las ocasiones que ha podido disfrutar de la compañía de los niños de su edad, porque papá y mamá apenas han parado.
Aunque es imposible que se vengan antes de lo previsto, mamá y papá están pensando, en la terraza, qué hacer para que Germán se divierta, porque entienden que no sólo ellos pueden relajarse y alejarse de la mundana rutina. Y han decidido, aunque se salga de presupuesto, llevarlo a un parque de atracciones que hay en la zona. Pero en principio va a ser sorpresa, así que tendrán que decírselo mañana cuando se levanten, para que no se emocione y exija que sea hoy mejor que mañana.

lunes, 23 de julio de 2012

La amistad


La amistad, ¿cómo se calibra? Eso me pregunto muchas veces, pues ese término da lugar a muchas interpretaciones y variantes según a la persona a la que te acerques.
Con cada uno de esos amigos tienes un lenguaje, tienes un código, y no puedes esperar que ni ellos actúen contigo como con todo el mundo ni tú hacerlo con ellos. Tienes que pararte a conocer a esa persona, dedicarle unos minutos cada día, o cada dos, o cada tres, y saber qué espera de ti, cómo actúa y se comporta contigo, qué te reclama, etc.
Lo que sí tengo claro, y eso lo he aprendido con los años, es que un amigo no es al que ves todos los días, con el que hablas todos los días…Un amigo es la persona que está ahí cuando lo necesitas, cuando el cuerpo te pide hablar de algo y te hace un huequito, cuando se toma un café contigo, o cuando se preocupa por cómo estás, porque realmente le interesa. Eso de que los amigos eran los que estaban 24 horas juntos queda en el pasado, en la creencia que tenemos cuando somos pequeños, adolescentes, pero con la madurez, con el paso de los años, te das cuenta de que, tienes un tesoro cuando tienes un amigo, cuando después de semanas de no veros, os volvéis a encontrar como si no hubiera pasado el tiempo, con cosas que contaros o preguntaros, con mil planes que hacer…
Pero lo más importante es poder decir que uno tiene amigos. Yo lo puedo decir. Y no los cuento con muchos dedos de las manos, porque de otra manera me engañaría, pero sí tengo la suerte de que sé cuáles son esos que considero amigos, y estoy segura de que ellos también hacen lo mismo conmigo. Y me siento orgullosa porque sus nombres son los que me vienen a la cabeza cuando pienso en ese concepto, el de la amistad, tan abstracto y tan concreto a ratos. Supongo que todos, con mayor o menor suerte, podemos decir a boca llena que tenemos uno, dos, cinco o veinte amigos. Creo que la cantidad no es importante, sino la calidad, pero es cierto que sí que podemos tener muchos amigos, porque efectivamente en la grandeza de esa palabra se guarda todo su amplio significado.

Pd: el escrito que esta semana me he animado a escribir para el grupo La aventura de escribir, de Facebook, en el que ya dije que participo. Esta semana el tema es la amistad, por cierto de los propuestos, el que más me gustaba.

Una mirada...

Hoy, mientras venía para trabajar, andando, me he encontrado, en plena calle, con una mirada ajena, extraña, que me ha dejado paralizada, e incluso era de esas que te hipnotizan y te dejan con los ojos clavados en esos extraños que te supervisan...pero después de unos segundos precisamente esa mirada me ha llevado a algo no tan desconocido, y finalmente me he perdido en mis pensamientos, he desviado mi atención hacia otra cosa...

jueves, 19 de julio de 2012

La película no era como me la contaron

¿Qué hay que no curen un beso y mucha comprensión? Eso me pregunté mientras caía la noche y la respuesta es nada. Porque cuando ese alguien posa sus labios en los tuyos, haciendo que todo pasa, y acaricia tu pelo en señal de que todo tiene solución, efectivamente acaba curándose la herida.
Pero ya no hay quien te dé ese beso ni acaricie tu piel. Atrás dejaste lo que te dolía o hería a cambio de una sonrisa, la que provocabas sólo con tu recuerdo o con un mínimo gesto, por entonces involuntario.
Atrás quedó aquel interés repentino por quien era y finalmente no te equivocaste, idealizaron en ti a quien no eras, te pusieron otra piel, esa que no era la tuya y hasta otro nombre, porque no eras tú el objeto de esos deseos, sino otra, quizás muy distinta o quizás tan igual a ti.
Sólo eres una persona con miedos, con un pasado que dejar atrás, con una armadura contra las heridas de la incomprensión, y con mucho que dar en un camino que esperas forjar con alguien, alguien que nunca está.
Y mientras estuviste sopesando si dar o no, parece que al otro lado hubo algo, pero cuando decidiste dar algún que otro tímido paso, no sé ni hacia donde exactamente, todo lo que parecía que existía ante tus narices se esfumó, como un espejismo.
¿Y ahora qué? ¿Toca mirar hacia delante o hacia detrás? ¿Borrar las risas, todo lo vivido y aquello que querías seguir aprendiendo? Quizás sí, quizás no, no tengo la respuesta, porque siempre en estos casos todo depende de dos, dos cuerpos y dos almas. O a lo mejor nunca lo fue, porque siempre estuvo en sus manos, quizás fue esa otra parte que jugó a hacerse el interesado para hacerte pagar no sé qué, o bien todo se fue diluyendo por el camino aunque no fuera la intención o cuando yo vengo tú vas y es imposible encontrarnos a mitad del camino.
Aunque sigo pensando que, a mi manera, a mi ritmo, con mi difícil pero comprensible personalidad o carácter, intenté caminar a tu lado, aunque fueras perdiendo ese aliciente que tanto sacabas a paseo, y aunque pareciera imposible alcanzarte, porque ibas a otro ritmo, lo intenté. Pero sigo pensando que no es difícil comprender que ya no viera tu interés, porque no estaba, cuando en cambio el mío, con sus más y sus menos, fuera creciendo.
Esta noche pasada ha sido difícil que los pensamientos no acudieran a mí, no me asaltaran y hoy será otro de esos largos días, con sus 24 horas para pensar sin quizás llegar a tener nada claro, sin embargo en teoría todo parece muy aclarado ya, aunque sólo sea por la parte que te toca.
No creí que pudiera ser importante y al final parece que el tiempo me da la razón, aunque hubiera sido mejor que no hubiese hecho falta que el tiempo lo dijera, con no mentir, con no faltar a la verdad, hubiera sido suficiente, porque quisiste engordar esta historia que, a pesar de que en mi subconsciente quisiera oponerme, acabó por calarme como la lluvia en uno de esos días en que el cielo encapotado suelta toda su ira en forma de agua cogiéndote desprovista del paraguas que pudiera resguardarte.
¿Por qué iba a ser yo, habiendo miles repartidas por ahí? ¿Por qué fijar tu mirada en estos ojos verdes que parece que ni merecen ser felices por una vez? Mi cautela no sirvió, acabé por creer que todo lo que me contaste o dijiste que sentías iba dirigido a mí, aunuqe sólo fui la excusa para pasar de largo, porque tu objetivo quizás no era yo...
Pero insisto, un beso y mucha comprensión curan todo lo que te propongas y más...

PD: ahora ya sé la respuesta a todo incógnita. La noche me ha ayudado a dilucidarlo. La película no era como me la contaron (y aunque nada tenga que ver, me ha gustado más como titular de mi entrada que la que tenía pensada). Ya no hay lugar a recibir las buenas noches ni a dar los buenos días, aunque esta mañana estuviera tentada...

lunes, 16 de julio de 2012

Germán y las vacaciones

Germán, Pablo, mamá y papá se van de vacaciones. Ha sido una mañana de ajetreos. Mamá ha estado haciendo las maletas, y sobre todo, preguntó a Germán qué juguetes quería meter en su bolsa de viaje y ha sido una ardua tarea, porque el espacio es reducido. Y claro, los coches, la pizarra mágica, el parchís, los cuantos para poder dormir por las noches, la moto y el puzzle han sido juguetes que han entrado a cambio de otros. Ah, y los animales al final también han conseguido viajar con Germán, pero ha sido complicado. Y para Pablo Germán ha cogido tan sólo un mordedor y un peluche, y como seguía quedando espacio en su bolsa, ha metido, porque  como no cabía más en la suya, su peluche, sin el que es imposible conciliar el sueño por las noches. Ha hecho trampas, pero confía en que mamá no se dé cuenta, por lo menos no antes de salir de casa.
Germán, ilusionado, ha ayudado a papá a meter en el coche las maletas, su silla de paseo y el carrito de su hermano, que es más pequeño, los juguetes y una bolsa de comida para el camino, y chuches...Han repasado en voz alta lo que han cogido, por si les faltaba algo y confiando en que todo esté bien, se han montado en el coche, pues mamá y Pablo ya lo habían hecho.
Germán ha preguntado adónde se dirigían pero ha sido incapaz de imaginar y memorizar el lugar así que va a hacer caso a papá y mientras van de camino irá observando el paisaje y aunque el trayecto es corto, o eso le han hecho pensar, intuyo que sólo al salir Germán ya se ha cansado de contemplar el panorama...

Cuesta arriba...

Parece que un cúmulo de circunstancias me hacen ir cuesta arriba, en todos los sentidos, y sin ganas. Y por mucho que intento dar algún que otro salto en el suelo para equilibrar, siempre hay quien añade su peso al otro lado de la balanza y la desequilibra y me pregunto, ahora qué. Desandas tus pasos, intentas resolver o pensar qué he hecho y cuando crees dar con la solución, vuelves a tomar las riendas y otra vez te visita el desequilibrio. Pero sigues intentando generar esa sensación de plenitud, cuesta arriba o a contracorriente...

lunes, 9 de julio de 2012

No es fácil

Dicen que nada es fácil y es más, que si algo se complica, se convierte en un reto, porque lo que implica esfuerzo, es más gratificante. Pues bien, estos días me veo inmersa en aconsejar en ese sentido, pero como yo misma después no sé si me lo aplico, no sé en qué posición puedo estar. Pero es cierto que, si algo no se intenta, si no se mete el pie en la piscina, no sé sabe si tiene agua; si no nos liamos la manta a la cabeza, no sabremos si es o no lo correcto...Porque es mejor intentar dar ese paso adelante, que recular y seguir pensando, en tu escondite, en ese en el que nadie te dice lo que hacer o no...Y si ese paso no era el correcto, es mejor haberlo intentado que no hacerlo. No es bueno quedarse parado, porque eso implica que las dudas siempre se acrecientan...Insisto, no soy quien para aconsejar, pero por lo menos es mejor salir de la duda que tenerla rondándote la cabeza incansablemente

lunes, 2 de julio de 2012

Germán y La Roja

Germán vivió el Mundial de 2010, sí claro, pero era muy pequeño ese verano por lo que no tuvo casi conocimiento de qué ocurrió. Tenía su camiseta roja, como ahora, pero sólo se ha visto en algunas fotos y ni él se reconoce a sí mismo. Claro que tiene dos años y no llega a alcanzar a saber qué ocurrió entonces ni tiene percepción de su propia imagen de pequeño. En fín, a lo que íbamos. Pues este año Germán, en cada partido de La Roja, la selección española, se ha puesto su camiseta roja, imitando a papá, y ha cogido su bufanda, aunque esta última la ha soltado al poco de empezar cada partido, porque "hace mucho calor papá", ha chapurreado en cada una de esas ocasiones. Por supuesto, ha imitado a papá en cada uno de sus gestos. En los bufidos cuando el balón no entraba en la portería contraria, en llevarse las manos a la cabeza en los goles que han metido los contrarios, en la irritabilidad, en los descansos corriendo para hacer pis y comer algo en la cocina, de pie, y ayer, en la celebración, en los gritos desmedidos por cada gol, en la palabrería extraña que utiliza papá para referirse a los contrarios, etc.
Germán vive en una pequeña localidad costera, es cierto que no os lo he comentado nunca, y es tradición celebrar los triunfos de la selección en una plaza. Pues allá que se fueron Germán y su papá, porque mamá prefirió quedarse en casa con Pablo, su hermanito pequeño. Mamá les advirtió antes de salir que tuvieran cuidado, prácticamente como cada vez que hacen algo solos los dos, y a él esas aventuras con papá le encantan. Y claro, Germán en principio no entendió muy bien esa advertencia de mamá y pensó "¡qué pesada es, siempre igual!", pero cuando su papá y él bajaron, pues viven cerca de esa plaza, y vio la cantidad de gente con banderas, bubucelas, bufandas, camisetas, y todos enloquecidos, entendió el por qué de la recomendación de mamá. Se aferró muy fuerte a papá, que le invitó a subirse a sus hombros, ese sitio, como ya os conté, que le encanta, porque es muy alto y se siente muy bien en las alturas, divisándolo todo.
Y allí pasó un rato. Recibió sonrisas de algunos viandantes, de otros gritos de alegría y chillidos, y algún que otro golpe con banderas o bufandas, pero cada una de esas cosas que vivió no le asustaron, aunque papá le preguntara de vez en cuando si quería volver a casa. "Papá me lo estoy pasando genial, hay mucha gente. Mira papá, Pablo, mi amigo del cole", dijo en una de las ocasiones. Y en efecto, era su compañero de cole el que también disfrutaba de dicha hazaña con su familia.
Cuando papá y el volvieron, mamá le preguntó qué tal lo había pasado, y sin duda, Germán pensó que había sido una muy buena experiencia y que quería repetir. A ver si mañana hay otro partido pensó, pero se le olvidó preguntarle a papá cuándo podrían repetir, porque casi no aguantó a que mamá le quitara la camiseta, y cayó rendido en la cama. Había sido un día largo y una noche de emociones. Así que, con sus rayas pintadas en la cara, durmió toda la noche...

La casa de mis abuelos...

Ir a casa de mi abuela era siempre estupendo, nunca un peso. Aunque los recuerdos que tengo son de ser más mayor, hay otras muchas experiencias vividas que me han recordado, pero todas buenas. Segundo piso de un barrio modesto, en el que tantos días esporádicos de verano he pasado con mis abuelos, incluso durmiendo allí. Esa niña rechonchona con caracolillos en el pelo, pañales y un color renegrío, siempre estaba encantada de que llegara la hora de dormir, porque mi cama, la de todos mis primos y mi hermano cuando nos quedábamos allí, era un mueble que mágicamente se convertía en cama, era fascinante. El mimo que mi abuela le ponía al hecho de montar la cama, poner las sábanas, limpias y fresquitas y sobre todo el cariño con que lo hacía, hace que parezca que fue ayer, que la veo con sus bambos fresquitos haciendo ese pequeño gesto. Y por la mañana, siempre como una rutina agradable, iba a por el periódico para mi abuelo, al que siempre veía sentado en su lado del sofá, cerca del balcón, por donde entraba un fogonazo de luz del día, y mi desayuno. Le daba igual lo que desayunara, un dulce rico, rico, si era lo que yo quería. Siempre me dicen que esa pequeña enana que os cuento cogía el trapo para limpiar los cristales y se ponía a remedar a su abuela. Y era una estampa que sin duda a todos les hacía mucha gracia. Otra cosa que me viene ahora a la memoria, ya de más mayor pero cuando aún seguía utilizando esa cama fantástica era que, si podía, durmiera sin almohada, porque es lo mejor para la espalda. Y ahí iba yo siguiendo los consejos de mi abuela, porque era sabia y sus canas, como dicen, eran un legado. Ahora mis abuelos no están, pero su casa sigue evocándome esos recuerdos. A pesar de que ha cambiado, porque ahora es una de mis tías la que la habita, cuando entro veo a mi abuela, siempre presta a dejarlo todo impecable, a poner en su exacto sitio cada una de las fotos que de todos nosotros, sus nietos, tenía repartidas por el salón. A cuidar sus plantas, las del balcón, para que fueran las más bonitas de todo el bloque, siempre dándoles la luz exacta y el agua necesaria. A darlos todo aquello que pidiéramos, o lo que no...Cuando entro por la puerta veo muchas de las cosas que ella tenía, el pasado y el presente se funden sin duda, los recuerdos y lo que ven mis ojos se vuelven una imagen...la de aquellos años tan maravillosos..

PD: si llegas a este punto del texto podrás averiguar la razón de este escrito. Pues resulta que gracias a mi compañero y amigo Cándido Ruiz he conocido un grupo en facebook que se llama La aventura de escribir, y me agregó. Cada semana hay un tema de escritura entre sus miembros y me parece un reto simpático para decidir soy capaz de escribir de todo lo que se proponga, a ver...por el momento el primero de los textos he conseguido escribirlo, y quería compartirlo también en mi blog, por qué no...Ahí lo dejo