Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 23 de septiembre de 2012

En la playa...

En la playa te quedaste, y me alegro que fuera así porque comparto que la playa es un lugar maravilloso, es de esos sitios en que te sientes protegida, aliviada, de esos lugares que te ayudan a respirar cuando te falta el aire, que te da paz cuando estás agobiado, para mí en general, como si no lo supieras, la playa es fuente de vida. Así que, si no me voy a olvidar de ti, como no lo hará ninguno de los que están ahora en mi cabeza, cuano pise la playa, aún menos, y espero que, a pesar de que el otoño ya ha hecho acto de presencia este año, yo pueda seguir pisando la arena, para continuar sintiendo que estás cerca.
Eres la niña grande, la jefa, la hermana mayor, la madre, la abuela, la tía. Yo supongo que lo he vivido, porque pocos nos hemos librado, pero a mí me lo cuentan, esas refriegas que nos pegabas a todos detrás de las orejas al bañarnos. El primer baño, cuando nacimos, todos lo hemos disfrutado en tus brazos, porque eras la que tenía el valor que las primerizas no tenían. Eres la que más nos ha reñido, con esa voz más bronca que tenías, aunque siempre desde el cariño y por nuestro bien. Has sido la segunda madre de tus hermanos, porque las necesidades de la época así lo obligaron y no te pesó esa responsabilidad, sino todo lo contrario, y así están todos contigo, sólo hay que ver lo que pesa tu ausencia, porque ahora en presencia no están ninguna de sus dos madres. Y para mí, que soy la que hoy se ha decidido a escribirte, aunque estos días te he hablado mucho en silencio, eres también mi segunda madre, y mis primas, mis hermanas. Quien me conoce lo sabe, porque lo he dicho siempre, que tengo la suerte de contar con esa alegría. Así que yo también me quedo sin parte de lo que quería, aunque sé que para mí también tendrás un poco de protección, aunque por delante vayan tus hijas y tus nietos, esos que tanto te echarán de menos, aunque algunos sepan de tu pérdida cuando vayan cumpliendo años, pero te recordarán como la que eres, esa persona incansable que nunca se echó para atrás, que no se amedentró, aunque no tuvo una vida fácil...
Ahora sé que habrás abrazado a abuela, que por supuesto por un lado se habrá entristecido de que no estés aquí con nosotros pero por otro lado estará agradecida porque estés ahora con ella, porque seguro que te ha echado mucho de menos estos años que habéis estado separadas. Y por supuesto, también estarás con abuelo. Yo también te mandaré un  beso para mis otros abuelos y mi tía, ya sé que convertirás este deseo en un bonito mensaje para ellos, estoy segura.
Son muchos los pensamientos que pasan por mi cabeza. Uno de ellos, que hay mucha gente que te quería, aunque pensaras que cuando estabas malita te preguntaban por preguntar o cotillear. Pues no, viviste ese cariño y ahora ha sido mayor, mayúsculo.
Otra cosa que pasa por mi cabeza es la última imagen que tengo de ti. La última no tengo que decirte cuál es, aunque pensé que no soportaría verte en el hospital, pero sí. La última es la del cumple de Mauro, su primer cumple. Te vi sólo unos minutos, porque llegaba de viaje, pero si te digo la verdad, me sorprendió gratamente que estuvieras allí, que hubieras hecho el esfuerzo, además me han contado que estuviste dando una vuelta por la arena y el agua, el agua salá que tanto te gusta, porque los baños eran lo tuyo, y eso me reconforta.
Mi post podría continuar, y mis letras también, pero prefiero dejarlo aquí antes de que mis ojos se vuelvan a nublar. Sé que cuidarás de nosotros y te lo agradezco. Daré gracias porque fuiste mi tía la mayor y ahora serás un ángel de la guarda y una estrella que se une a otras que ya tengo para que guíen mi camino y sabes que ahora me queda una etapa complicada que reconducir de mi vida, y sé que estarás ahí para aconsejarme. Un beso

martes, 18 de septiembre de 2012

¿Y ahora qué...?

He repasado qué poder escribir mil y una veces, porque en realidad ocho años dan para mucho y parece que fue ayer cuando empezara y que por tanto mi libro de las experiencias profesionales no está siquiera empezado. Hoy es un día de contradicciones, de lágrimas, de mirar hacia atrás rememorando dónde y cuándo comenzó todo esto, pero también de agradecimiento a quien ha estado a mi lado, a quien ha caminado a mi lado desde el principio y a quien se ha ido incorporando a esta andadura, y de risas echadas con aquellos que han demostrado apreciarme. Y de preguntarme ¿y ahora qué?
Julio de 2004, ahí empezó todo, recién salida de la facultad, con un montón de teoría en la cabeza y poco en la práctica, pero con muchas ganas y miedos, sobre todo por no saber si sería posible de convertir mi vocación y amor por el periodismo en mi profesión. Aún recuerdo como si fuera ayer mi primera "noticia", que no fue tal, sino un breve sobre los consejos veraniegos a los consumidores, ésa que me corrigieron un millón de veces antes de que estuviera en condiciones para ser publicada. Pero me sentí realizada. Y ahí arrancó todo, como unas prácticas de seis meses que se convirtieron en ocho años que ahora me parecen toda una vida. Tomé el relevo a algunos compañeros que se fueron yendo, y poco a poco me he quedado sola en una redacción que un día estuvo llena de gente, de vida, de periodismo, de publicidad, de páginas, de páginas remodeladas, emborronadas y al final bien hechas, de fotos, maquetas,... He ido viendo pasar a mucha gente por esta redacción que hace unos años empezó a quedarse grande, pues como se dice por ahí, ya sólo eramos cuatro gatos, y mal contados, porque ni a eso llegábamos.
En esta redacción, en ésta mi ciudad he tenido la suerte al final de echar raíces, unas raíces que ahora deben dejar un tiesto, porque han hecho que se le quedara grande, que no fuera el idóneo para ellas. En esta redacción eché los dientes en esto del periodismo, he crecido como profesional y como persona, porque han sido muchas las personas que ahora se me pasan por la cabeza de las que ha aprendido mucho, muchísimo, no sólo de dentro de esta empresa, sino de fuera, porque he tenido y tengo la suerte de haberme cruzado con grandes personas, de las que no te olvidas tan fácilmente.
Y no me puedo olvidar de mis inicios, en el mundo vecinal, tomando así el testigo de una compañera que se sabía al dedillo los problemas de cada barrio portuense. Un mundo que me parecía algo demasiado amplio, casi incontrolable y que, gracias a esas personas que técnicamente se llaman fuentes y que comenzaron siendo los portadores de una noticia, un socavón, un problema de atención del Consistorio, una plaza sin podar, un jardín sin atención, un local social sin mobiliario o una pista deportiva recién inaugurada, y ahora son amigos, en algunos casos casi parte de mi familia. Porque me han ayudado a crecer, como digo, como profesional, y como persona, porque no sólo me han ayudado a hacer mi labor día a día sino que también han sabido inculcarme unos valores que son dignos de admirar, sobre todo el del voluntariado.
Y por supuesto, si los profesionales de fuera de estas cuatro paredes que dejo esta tarde me parecen fabulosos, pues nunca ha habido una rivalidad que nos impidiera ser amigos por encima de todo, también merecen mención especial los que han pasado por un medio de comunicación que es una cuna del periodismo puro y duro, del complicado, en el que te tienes que currar las cosas el doble, porque, por una u otra circunstancia, siempre se trabaja más en precario que en otros. Recuerdo con la gente que empecé aquí, cuando éramos muchos y yo una simple principiante. Sus nombres ahora vienen a mi cabeza. De todos ha aprendido algo y valoro mucho sus enseñanzas. Pero no sólo de esa etapa, sino de las muchas venideras, y de cuando he ido afrontando casi el control de lo que queda de esta redacción y he tenido que ir abriendo mucho más mis lazos con los profesionales de esta empresa, que son estupendos. Si algo tengo que meter en la mochila por tanto es el trato de mis compañeros, la ayuda que he recibido y la paciencia con que me han tratado cuando no sabía hacer algo o cuando he cometido fallos, puesto que he acumulado muchos en mi haber.
Estas dos últimas semanas he recibido el apoyo de la gente que me quiere, de mi familia y de mis amigos, pero también de todas aquellas personas a las que me apetecía contarle que se acababa esta etapa de mi vida laboral, y no por decisión propia, sino porque llega un momento en que parece que tu cabeza está en juego, y que todo esfuerzo siempre es ir contra corriente contra tu final, que ya está escrito. Me he sentido realizada como profesional y como persona, me han hecho sentir su calor, sus esperanzas y me han enviado sus fuerzas. Todos y cada uno de ellos ha creído que es el momento de dar un paso adelante, de no mirar atrás y de afrontar lo que vendrá, que auguran, será mejor que lo que he tenido hasta ahora, porque merezco, por lo menos, que me valoren, y eso es de agradecer.
Ahora llega lo difícil, enfrentarme a una situación que no conozco desde que acabé la carrera. He tenido mucha suerte lo sé, pero ahora es duro pelear con los recuerdos y experiencias acumulados de ocho años y la incertidumbre de qué me encontraré mañana. Porque la incertidumbre no es una de mis fieles amigas, es más, es de esas que me gusta tener bien lejos, aunque en ese caso tendré que convivir con ella algún tiempo, espero que sea corto. Por supuesto, que por falta de voluntad no será, pero viendo lo visto, la cosa no parece halagüeña, pero del futuro ya me encargaré en otra entrada de mi blog, seguro que tendré tiempo para eso y mucho más.
Así que voy a seguir embalando recuerdos, experiencias compartidas, problemas que fueron más llevaderos entre risas o entre el calor de los compañeros, ruedas de prensa divertidas, otras que te hacen suspirar, aquellos momentos en que la compañía hacía que salir a las tantas fuera hasta agradable, el café de por las tardes en el bar más cercano, los quebraderos de cabeza con los planillos, el pensar en temas cuando la sequía informativa se hacía aplastante un mes de agosto, cuando éramos tantos que nos teníamos que pelear por los ordenadores, estudiar el carné del coche en la redacción mientras no había nada que hacer, esas ferias con vestido de gitana, flor en el pelo, y cuaderno en la mano, veranos de búsqueda de  tema bajo las piedras de la playa, el hundimiento del Vapor, miles de concentraciones en las que he sido una más, el accidente del helicóptero, etc...Momentos de ayer y de hoy vienen a mi mente, cada uno de ellos con una connotación diferente. Cada una con una imagen solapada a ellos. Cada uno especial, irrepetible e insustituible, como todas las personas que han hecho posible estos ocho años. Gracias a todos los que habéis hecho posible que sea la periodista que soy, que sea la profesional que habéis hecho posible que sea, y porque todos y cada uno en los que pienso, y que sabéis quienes sois, habéis hecho que esto sea tal como lo cuento. Ah, y a los que, ajenos al periodismo, es decir, familia y amigos, que me habéis apoyado, me habéis empujado cuando he desfallecido y me habéis recordado por qué quise estudiar periodismo.

jueves, 13 de septiembre de 2012

La vida...

Si me pudiera echar a la vida a la cara, si tuviera nombre, apellidos y una dirección postal, no dudaría en ir a darle mis quejas, a exigirle, que no pedirle, que deje de hacer sufrir a los que están a mi alrededor, que ya está bien. Que no puede castigar siempre a los mismos, que no puede ser tan injusta. Que ya está bien de malos tragos. Si pudiera, le diría cuatro cosas bien dichas, y no me callaría ni una, porque hoy vengo guerrera, maldita vida. Quiero que podamos disfrutar de las alegrías y los buenos momentos y no tener que cogerlos con pinzas al no saber cuánto durarán. Ya está bien, dedícate a otra cosa, elige otra distracción...
Me imagino, en algunas ocasiones, como en esas películas románticas en que el ex novio de la protagonista va a casa del novio actual, el que considera el culpable de que su amor no funcionara, y directamente, sin mediar palabra, le propina un guantazo bien dado. Pues esa misma situación me encantaría repetir, si es que la vida tuviera, como digo, rostro, nombre, apellidos y un hogar.
La vida es macabra, maliciosa, caprichosa, pero también muy injusta, creo que se puede decir más alto, pero más claro no. Hacía un par de días me congratulaba porque había sido capaz de asimilar una decisión que tome hace unas semanas, bueno me pusieron entre la espada y la pared para que la tomara, y ante la indesición de los primeros días llegó la calma, la capacidad de reconocer que estaba bien (los que no lo sepáis conoceréis pronto esa noticia, claro está). Y era mucha la gente que decía que se alegraba de verme bien, alegre y contenta por eso, pero de nuevo tengo que dejar que el lado triste salga de su escondite, como un niño impaciente de que, quien cuenta con la cara frente a la pared, lo encuentre para no tener que seguir ocultándose.
Simplemente quería, como cada vez que me acerco a mi rinconcito, poder decir eso que siento, eso que en estos momentos me oprime el estómago. 

martes, 11 de septiembre de 2012

Hoy estoy aquí...

Hoy estoy aquí, aquí (no veis mi mano pero yo os digo que estoy señalando alto, alto), cuando los que me conocen saben que yo soy de estar por ahí (por los suelos, más bien bajita, de ánimos). Pero hoy, yendo andando para el trabajo, de vuelta a mi casa o de camino a alguna rueda de prensa, me ha dado por pensar que realmente, hurgando en mis sentimientos, hoy me siento bien, a pesar de los pesares. Por eso quiero compartirlo, porque mañana quizás esté ahí, tan bajo, que no tenga ganas de hablar, de contarlo, pero hoy sí. Me he sentido bien, conmigo misma, con lo que hago, con mis decisiones, con mi comportamiento, mi capacidad, mi superación mi trabajo, con todo en general.
Hoy he sentido que tengo muchas virtudes, esas que siempre itnento convertir en defectos, pero hoy no, se quedan como están, porque lo son. Hoy he sentido que yo puedo, si me lo propongo, y que lo que tiene que llegar, confio, será bueno, porque la suerte, o el destino, o lo que sea, no siempre me puede dar la espalda. Por eso hoy siento que valgo, valgo mucho. Y claro, me he acordado de personas que, desde que me conocen, no hacen más que inculcarme esa positividad, esa positividad tan necesaria para seguir dando pasos, para seguir cumpliendo objetivos. Así que por vosotros, por lo que me queréis y preferís verme aquí arriba (señalo de nuevo) y no ahí (abajo), va esta entrada, este post de mi blog, para todos los que confiais en mi en definitiva. Así que gracias...

lunes, 10 de septiembre de 2012

Germán en el cole

Pues ya llegó la vuelta al cole. Germán se ha portado como un campeón en su nueva clase, su cole y con sus nuevos compañeros. Sí, todo es una novedad, porque el año pasado Germán iba a la guardería, al cole de los pequeños, y este año en cambio ya es todo un chavalín y por eso va al cole de los mayores. Y claro, ser mayor significa que no vale llorar a la entrada del cole, pasarlo bien, hacer caso a la profesora y una serie de lecciones que sus padres esta última semana han intentado inculcarle.
Por lo pronto la primera la ha cumplido, y al entrar en el cole, con su mochila a los hombros, ha dejado a mamá y papá atrás con un beso y un abrazo, pero sin llorar. Aunque ha sentido algo extraño en el estómago, algo que no acierta a explicar pero que ha sido como un revuelo. ¡Ains! ha pensado para sí mismo. En clase incluso se ha portado aún mejor, intentando calmar a algún que otro compañero que se ha mostrado algo más reticente a esa frase que le han repetido tanto de que en el cole se pasa muy bien. Ese niño no pensaba lo mismo y Germán ha intentado consolarlo sin éxito, por eso la profesora le pidió que lo dejara, que jugara con sus otros amigos, pues es cierto que ya ha hecho amigos.
Germán es un campeón, así lo han recibido sus padres después de unas horas como primer contacto con el cole, y le han prometido traerle un regalito a final de la semana si todos los días se porta igual de bien. Casi con aires de grandeza, Germán le ha contado a los abuelos lo bien que se ha portado, que había otros niños llorando, cosa que él no ha hecho y que se ha divertido con los juguetes que hay en su clase. Ahora espera ansioso poder salir al recreo, subir al tobogán que le han dicho que hay y poder aprender mucho.
Sólo habrá que comprobar si mañana, y los días venideros, Germán lleva tan bien eso de ir al cole.

martes, 4 de septiembre de 2012

A un lado el amor o el desamor

Hoy toca, tras la tormenta, hacer acopio de todo lo vivido ayer. Hoy no vale hablar de amor o desamor, queda en un segundo plano lo vivido con anterioridad. Ahora me centro en el mes de septiembre, en cómo ha empezado y en cómo terminará. Las noticias no han sido buenas, no había sentido a alargar una agonía que dudo tuviera buen final, un feliz término. Así que, por mucho que duela, por mucho que las decisiones sean difíciles de tomar, hay veces que no puedes dejar que te pisoteen. Lo consientes unos segundos, unos minutos, porque el respeto a los demás es una de tus máximas, pero poco más.
No merece la pena si quiera desperdiciar tiempo en quien no lo merece. Sólo quiero, estos días, hacer acopio de lo vivido, la gente conocida y a toda aquella a quien he podido ayudar. Tengo una profesión muy gratificante, de esa en la que el feedback no sólo se queda en la mera teoría de la comunicación. A quien das su espacio, su hueco, a quien le das la oportunidad de expresarse, te lo acaba agradeciendo, porque así es la gente de a pie. Son muchos años haciendo eso, empezando de la nada, de cero, con mis ilusiones guardadas en el bolsillo, puesto que había mucho que descubrir de una profesión que, aún siendo de esas que son costosas y duras, y que ya nacían con un duro porvenir, te da muchas satisfacciones.
Por el momento me quedo con eso, dentro de unos días quizás amplíe esto.
PD: a aquellos a los que os he hecho cómplices os pido silencio aún. Gracias

domingo, 2 de septiembre de 2012

De vuelta

Ya estoy de vuelta, de vuelta de todo, a la rutina, a la vida diaria, al quehacer del trabajo, el agobio, el periodismo y los sinsabores y alegrías que deja la profesión. Estoy de vuelta a la vida cotidiana, porque el mes de agosto me ha dicho adiós, y yo con pena lo he dejado partir, para ver nacer septiembre, que a día de hoy, no sé qué me deparará, puesto que hay distintas incertidumbres que se irán concretando en estos días.
Agosto comenzó, he de decirlo, con algún que otro sinsabor, y pensé que estaba condenada a estar todas las vacaciones pensando en eso. Pero he de decir que por falta de voluntad no fue. Tuve con quien expresar lo que sentía, aunque quizás quien debiera no quiso escuchar lo que tenía que decir, pero ahora sé que si no lo hizo fue porque no merecía la pena, obviamente, y ahora puedo decir que sí, salí de eso, y creo que no era lo conveniente. Pues tuve con quien expresarme, con quien derramar alguna lágrima, y quien me subiera el ánimo, haciéndome pensar que quizás valgo más de lo que se me ha valorado, y al final para tener que mendigar que me mimen o que me presten atención, mejor así, y mejor antes que después.
Y ha habido muchas cosas que hacer, mucho que anotar en el libro de las experiencias, como digo, buenas y malas, pero todas han compuesto este mes de agosto, el primero en muchos años que lo disfruto plenamente, de cabo a rabo, pues otros años las vacaciones han ido por fracciones. Ha habido risas, muchos días de playa, alguna que otra puesta de sol, viajes con calor por culpa del aire acondicionado, una despedida de soltera, una visita a Ciudad Real, una excursión familiar a Cádiz, alguna que otra sesión de curso, y muchas charlas, copitas y buenos ratos compartidos, con todo el mundo. Y aunque casi se me queda corto el mes para hacer todo lo que quería, finalmente he de decir que la lista mental que tenía se ha cumplido, incluso ha habido cosas que he hecho sin pensar que al final se podrían hacer. Por tanto este mes se lleva un diez de nota media, a pesar de los altos y los bajos que ha habido.
Lejano ya se me queda el mes de julio, aquel en el que como hoy, estaba escribiendo en el periódico, vuelvo a mi quehacer diario, y aunque un domingo no es día para empezar a trabajar, lo acojo como signo de algo positivo, pues no sé qué pasará mañana. Trabajando con calor, por entonces, con desgana, y contando los días para que llegara agosto, que se va de mis manos sin que pueda atraparlo, sin que pueda alargar sus días. Es más, ya septiembre se ha impuesto, me guste o no.
Y septiembre llega igualmente cargado de retos. De mil cosas por hacer, de comenzar a acostumbrarme a la rutina laboral, de adaptarme de nuevo a escribir, a informar, a ir del trabajo a casa y viceversa y aprovechar los fines de semana para ir a la playa, para poder continuar disfrutando de la playa hasta que el frío o el ambiente otoñal me haga desterrar los bikinis y la toalla de playa, para convertir por tanto mis visitas a la playa en meros paseos con ropa incluida. Pero también viene cargado de fechas importantes, para recordar y en las que tendré que esmerarme. Sí, esmerarme. Tengo que ir compaginando el trabajo con encargos varios y además con regalos caseros que hacer. Así que confío en que septiembre pase rápido, que pase en su justa medida, sin ser pesado pero sin ser un suspiro, porque quiero saborearlo, pero también que se vaya. Quiero que vuelva la primavera y un nuevo verano, porque son las épocas del año que disfruto, en que me libero de la ropa que me ahoga y me aprieta y puedo gozar del sol, de sus beneficios, de un baño en el agua salada sin que esté helada...
Por eso voy a ir deshojando el calendario de los meses otoñales para que pronto llegue una nueva primavera, con el florecimiento del buen tiempo.