Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



jueves, 13 de septiembre de 2012

La vida...

Si me pudiera echar a la vida a la cara, si tuviera nombre, apellidos y una dirección postal, no dudaría en ir a darle mis quejas, a exigirle, que no pedirle, que deje de hacer sufrir a los que están a mi alrededor, que ya está bien. Que no puede castigar siempre a los mismos, que no puede ser tan injusta. Que ya está bien de malos tragos. Si pudiera, le diría cuatro cosas bien dichas, y no me callaría ni una, porque hoy vengo guerrera, maldita vida. Quiero que podamos disfrutar de las alegrías y los buenos momentos y no tener que cogerlos con pinzas al no saber cuánto durarán. Ya está bien, dedícate a otra cosa, elige otra distracción...
Me imagino, en algunas ocasiones, como en esas películas románticas en que el ex novio de la protagonista va a casa del novio actual, el que considera el culpable de que su amor no funcionara, y directamente, sin mediar palabra, le propina un guantazo bien dado. Pues esa misma situación me encantaría repetir, si es que la vida tuviera, como digo, rostro, nombre, apellidos y un hogar.
La vida es macabra, maliciosa, caprichosa, pero también muy injusta, creo que se puede decir más alto, pero más claro no. Hacía un par de días me congratulaba porque había sido capaz de asimilar una decisión que tome hace unas semanas, bueno me pusieron entre la espada y la pared para que la tomara, y ante la indesición de los primeros días llegó la calma, la capacidad de reconocer que estaba bien (los que no lo sepáis conoceréis pronto esa noticia, claro está). Y era mucha la gente que decía que se alegraba de verme bien, alegre y contenta por eso, pero de nuevo tengo que dejar que el lado triste salga de su escondite, como un niño impaciente de que, quien cuenta con la cara frente a la pared, lo encuentre para no tener que seguir ocultándose.
Simplemente quería, como cada vez que me acerco a mi rinconcito, poder decir eso que siento, eso que en estos momentos me oprime el estómago. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por acercarte a mi rincón!