Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 23 de noviembre de 2014

¡Feliz Aniversario!




Ya sé que estas sencillas palabras pueden suponer un feliz aniversario para cualquiera, pero van dirigidas para el medio que me vio nacer, echar los dientes y crecer como periodista, para el que fuera Información El Puerto y hoy es Viva El Puerto. Para todos los que dieron un empujoncito a aquel Guadalete y para los que hoy hacen posible que este periódico siga en marcha, tanto a los que lo hacéis posible desde aquí como desde fuera, de otros puntos de la provincia, porque al final no es más que un trabajo conjunto, y eso en este grupo siempre lo hemos sabido hacer muy bien.

Recuerdo como si fuera ayer el primer día que hice prácticas en Información El Puerto. Recuerdo la portada, dedicada al Vapor, casi nada ha llovido desde entonces. Tan solo ocho años largos, y parece que fuera ayer cuando, con todos mis miedos, me enfrentaba a entrar en aquella redacción, en la que me esperaban las que para mí han sido mis maestras: Josefina Escudero que, como bien decía un compañero, se fue demasiado pronto, porque tenía mucho que enseñarnos, mucho que contar y muy buen periodismo que seguir haciendo; y Esther Vila, que al final se hacía con todos los becarios porque le tocaba corregirnos las páginas casi a diario. Desenfundaba su bolígrafo y empezaba a hacer añadiduras y tachones hasta que quedaba una noticia bien contada.
Y capítulo aparte merece a una de mis amigas, Virginia Agar. Fue poco el tiempo, para el que llevamos en el periodismo, el que nos unió la profesión en El Puerto, pero fue suficiente para forjar nuestra amistad. Y eso lo llevo a gala. Gran periodista, mejor compañera y mucho mejor amiga. Con ella he compartidos mis primeros meses de periodismo, saber y sufrir lo que era una redacción llena de gente, sin que apenas cupiéramos y sin ordenadores libres. Había que esperar a que alguno de los redactores en plantilla se fuera a cubrir alguna noticia para poder hacer nuestros textos diarios, toda una odisea. Pero no desaprovechamos nuestro tiempo, porque coincidimos en sacarnos el carné del coche y lo conseguimos.
Recién salida de la facultad, me dio, al contrario que a otros compañeros, por internarme en el mundo laboral, del que ya no salí, porque fui encadenando una serie de “casualidades” (de esas en las que no creo) y al final me quedé en plantilla poco tiempo después de llevar tres meses en este medio que hoy persiste, que ha luchado tanto por mantenerse a flote, y aún lo consigue, como siempre digo, gracias al empuje de todos os magníficos profesionales que lo hacen posible. Porque he de decir a gala que, quien ha pasado por Información puede enfrentarse a cualquier otra situación periodística, porque estará curtido mil veces más que cualquiera…sin desmerece a ningún otro periodista claro.
He aprendido que mi profesión es a la par emocionante y a la par desmotivadora. He aprendido a ser casi una psicóloga con muchos que se acercaban a este medio de comunicación para que fuéramos la voz de sus problemas. He sentido que hacíamos, desde las cuatro paredes de la redacción de la calle Aurora, una amplia labor social con muchos para los que este medio era una ventana de sus denuncias, lo contrario a lo que le ofrecían otros. He conocido a gente maravillosa, fuera y dentro de la profesión en sí. Algunos siguen conmigo a pesar de los años, estando lejos o cerca, eso no importa. Otros quedaron por el camino porque su estrechez de mente no les deja evolucionar. Algunos me enseñaron mucho, otros me aportaron, y otros, me quitaron, pero recuerdo a muchos de ellos, y no quiero decir nombres por no dejar a nadie en el olvido, algo que no me gustaría. He peleado, hemos compartido puntos de vista, hemos puesto encima de la mesa nuestros problemas, hemos convivido como una familia, hemos celebrado todas las fiestas y más, hemos hecho periodismo de calidad, nos hemos quedado hasta las tantas en el cierre de muchas ediciones…
En definitiva, es el medio que me ha visto evolucionar como periodista. No sé si para convertirme en buena o mala comunicadora, pero por lo menos a desarrollarme como tal sí. Eso no hay quien me lo quite. Por eso confío en que los que ahora tenéis la posibilidad de seguir haciéndolo crecer no os rindáis y sigáis haciendo que salga a la calle cada día para informar al portuense, porque al final es lo que nos mueve, que los problemas, reivindicaciones, proyectos, peticiones, etc, de todos salgan a la calle, se muestren, se conozcan…Es el medio que ha hecho posible que una persona introvertida y tímida como yo haya superado muchos de sus miedos, a pesar de que me sigue gustando el periodismo escrito más que ninguno, porque a pesar de que son ocho años largos ya en la profesión, sigo teniendo ese gusanillo por apuntar en la libreta, estar al pie de la noticia y volver a plasmar a través del teclado del ordenador. A maquetar mi noticia, a madurarla (todo lo que te lo permite la rapidez con la que se trabaja en un diario) y a cambiar una y otra vez si así te lo requiere la mente…
Por todo y por tanto, felicidades a los que empezasteis a hacer realidad este medio que, al igual que su nombre, ha evolucionado tanto que casi no lo conocemos. Y a los que lo habéis hecho posible y los que hoy os seguís pringando para que siga adelante. Porque, en esencia, sigue respondiendo al mismo criterio, al de informar…

sábado, 22 de noviembre de 2014

Abriendo los ojos

Hay quien dice que tengo ojos grandes, y siempre suelen estar muy abiertos, pero reflexionando llego a una conclusión, van a seguir igual o más abiertos, porque hay mucho lobo en piel de cordero. Así, tal cual. Hoy no hay métaforas, ni historias que parecen pero no son mías, o no lo parecen pero lo son...Hoy soy yo...porque me da coraje la falsedad, la hipocresía, las palmaditas en la espalda, el intentar callarte con medias verdades...cuando como digo, hay mucho engaño velado, pero hay veces que una no es tonta, no. Y sé que irán cayendo las caretas, y las cartas se irán descubriendo. Yo las mías siempre las expongo, quizás es uno de mis fallos más grandes, porque no siempre, casi nunca, me encuentro con gente igual de sincera ante mí...Pero todo cae por su propio peso y como dice un refrán...arrieritos somos y en el camino nos encontraremos...

Sin más...Podría escribir mucho más, pero no lo voy a hacer...Las pinceladas de lo que hoy pienso y seguro que el tiempo me irá dando la razón...Quizás entonces será tarde para arrepentirme de comportarme cómo lo hago ahora, pero siempre quedará el saber que, en algún momento, tuve razón, y quizás, solo quizás, me servirá para ir aprendiendo...poco a poco...

domingo, 16 de noviembre de 2014

Ese incómodo silencio

Surgió ese incómodo silencio...
Y ella supo que llegó el momento de despedirse. Porque volver a intentar explicarle lo que sentía era inútil y porque no tenía tiempo. Su tren partía en poco y tenía que llegar a la estación.
Sin hacer ruido, y sintiéndose observada, se levantó del sofá, cogió su abrigo y su bolso y cerró la puerta tras de sí. Sin decir hasta luego, te llamo, te mando un mensaje o cualquier cosa que hubiera sabido a intento de cortar aquella incómoda situación que les atenazaba.
Él sabía que la había dejado escapar sin decirle que no le importaban sus inseguridades, porque confiaba en aquello, mucho, más de lo que ella creía. Y también sabía, conociéndola, que no recibía ese dulce mensajito, como otras veces, en el que le recordaba que había llegado, que estaba bien o lo echaba de menos. Esos viajes por motivos de trabajo en las últimas semanas se habían hecho demasiado asiduos, pero aún así, él la alentaba a seguir, a forjarse ese futuro que tanto ansiaba, y si eso pasaba por estar separados varias veces a la semana, no le importaba. 
Pero esta noche su ausencia le dolía más que nunca. Porque suponía que se había ido, durante dos días, sin decirle nada. Y sabía que cualquier intento de hablar con ella sería infructuoso, porque si recibía respuesta, sería fría y cortante. Y también tenía claro que hoy no recibiría ese tierno mensaje que le daba las buenas noches y le decía que había llegado bien.
Así que estuvieron dos días separados sin apenas hablar. Hubo pequeños intentos de saber del otro, pero con el dolor y el reproche de por medio. Así que ambos, cada uno por su lado, prefirió esperar a la vuelta. 
Y llegó el día en que ella volvió a casa. Él sabía perfectamente su hora de llegada, así que, cuando la estación estaba completamente vacía, porque su tren fue el último en pisarla, ahí lo encontró, esperándola en un banco, para llevarla a casa. Fue entonces cuando ese gesto pudo más que el silencio que llegó tras el último enfado, el último intento de ella de explicarle que no se trataba de inseguridades, sino de la percepción de saber que algo había cambiado, qué él no se comportaba igual, aunque se lo negara...Corrió hacia él con una sonrisa en la boca y olvidó, por unos momentos, los dos días separados. Pero esa conversación pendiente, le gustara o no, se daría...
Pero por el momento, ese incómodo silencio desapareció, dando lugar a un perfecto beso de bienvenida...

martes, 4 de noviembre de 2014

Y ahí volvía a estar

Esto parece un deja vu, o lo que es lo mismo y en castellano, aquella situación que parece que has vivido ya, que te suena y no es extraña. Eso me pasa cada día, cuando me dispongo a ir a casa. Y no puedo dejar de escribirlo. Porque por lo menos me parece curioso. Cada día, llego a un punto del camino en el que, la mayoría de las veces, encuentro a una persona desconocida, en un lugar concreto (no hace falta desvelarlo) y que me mira fijamente. Ahí volvía a estar un día y otro...
Foto del blog Reflejos de luz


Yo he reparado en un momento dado en esa sensación de sentirte "perseguido" por la mirada de alguien, pero ahora me da por pensar, ¿cuánto hace que me cruzo con esa persona, cuánto lleva ahí? Curiosamente es algo que surge prácticamente sin pensar...y resulta caprichoso, ¿no? Por lo menos para mí. 
Sorprendente que alguien, casi cada día, se pare a curiosearte porque te cruzas en su camino. Y la verdad, la vista no me alcanza a ver cómo es esa persona, pero me da por pensar en cuestiones que resultan tontas, pero que siempre alcanzan tu mente, casi sin que lo puedas remediar. 
Y hay un día que te acuerdas, otros que no, pero cuando lo haces, justo en ese punto del camino, y por curiosidad, levantas la vista en busca de ese espacio concreto. Solo por curiosidad, sí, porque quizás tu mente está en otro lugar, lejos...