Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



lunes, 2 de julio de 2012

La casa de mis abuelos...

Ir a casa de mi abuela era siempre estupendo, nunca un peso. Aunque los recuerdos que tengo son de ser más mayor, hay otras muchas experiencias vividas que me han recordado, pero todas buenas. Segundo piso de un barrio modesto, en el que tantos días esporádicos de verano he pasado con mis abuelos, incluso durmiendo allí. Esa niña rechonchona con caracolillos en el pelo, pañales y un color renegrío, siempre estaba encantada de que llegara la hora de dormir, porque mi cama, la de todos mis primos y mi hermano cuando nos quedábamos allí, era un mueble que mágicamente se convertía en cama, era fascinante. El mimo que mi abuela le ponía al hecho de montar la cama, poner las sábanas, limpias y fresquitas y sobre todo el cariño con que lo hacía, hace que parezca que fue ayer, que la veo con sus bambos fresquitos haciendo ese pequeño gesto. Y por la mañana, siempre como una rutina agradable, iba a por el periódico para mi abuelo, al que siempre veía sentado en su lado del sofá, cerca del balcón, por donde entraba un fogonazo de luz del día, y mi desayuno. Le daba igual lo que desayunara, un dulce rico, rico, si era lo que yo quería. Siempre me dicen que esa pequeña enana que os cuento cogía el trapo para limpiar los cristales y se ponía a remedar a su abuela. Y era una estampa que sin duda a todos les hacía mucha gracia. Otra cosa que me viene ahora a la memoria, ya de más mayor pero cuando aún seguía utilizando esa cama fantástica era que, si podía, durmiera sin almohada, porque es lo mejor para la espalda. Y ahí iba yo siguiendo los consejos de mi abuela, porque era sabia y sus canas, como dicen, eran un legado. Ahora mis abuelos no están, pero su casa sigue evocándome esos recuerdos. A pesar de que ha cambiado, porque ahora es una de mis tías la que la habita, cuando entro veo a mi abuela, siempre presta a dejarlo todo impecable, a poner en su exacto sitio cada una de las fotos que de todos nosotros, sus nietos, tenía repartidas por el salón. A cuidar sus plantas, las del balcón, para que fueran las más bonitas de todo el bloque, siempre dándoles la luz exacta y el agua necesaria. A darlos todo aquello que pidiéramos, o lo que no...Cuando entro por la puerta veo muchas de las cosas que ella tenía, el pasado y el presente se funden sin duda, los recuerdos y lo que ven mis ojos se vuelven una imagen...la de aquellos años tan maravillosos..

PD: si llegas a este punto del texto podrás averiguar la razón de este escrito. Pues resulta que gracias a mi compañero y amigo Cándido Ruiz he conocido un grupo en facebook que se llama La aventura de escribir, y me agregó. Cada semana hay un tema de escritura entre sus miembros y me parece un reto simpático para decidir soy capaz de escribir de todo lo que se proponga, a ver...por el momento el primero de los textos he conseguido escribirlo, y quería compartirlo también en mi blog, por qué no...Ahí lo dejo

2 comentarios:

  1. ¡Me he unido la grupo Brenda! Yo nunca disfruté de una abuela, murieron antes de mi llegada al mundo y en mis recuerdos faltan detalles y olores, aún así,afortunadamente, mis padres han sabido cubrir muy bien todas mis necesidades habidas y por haber. Muackis.

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  2. Ah que guay!!! espero para leerte muchoooo entonces!!! Da igual que los recuerdos vengan a través de otros, yo los que cuento los tengo por las reuniones familiares, aunque afortunadamente los tuve también de mayores, aunque me falten por un lado y por otro ya...Un besitoooo

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