Ir
a casa de mi abuela era siempre estupendo, nunca un peso. Aunque los
recuerdos que tengo son de ser más mayor, hay otras muchas experiencias
vividas que me han recordado, pero todas buenas. Segundo piso de un
barrio modesto, en el que tantos días esporádicos de verano he pasado
con mis abuelos, incluso durmiendo allí. Esa niña rechonchona con
caracolillos en el pelo, pañales y un color renegrío, siempre estaba
encantada de que llegara la hora de dormir, porque mi cama, la de todos
mis primos y mi hermano cuando nos quedábamos allí, era un mueble que
mágicamente se convertía en cama, era fascinante. El mimo que mi abuela
le ponía al hecho de montar la cama, poner las sábanas, limpias y
fresquitas y sobre todo el cariño con que lo hacía, hace que parezca que
fue ayer, que la veo con sus bambos
fresquitos haciendo ese pequeño gesto. Y por la mañana, siempre como una
rutina agradable, iba a por el periódico para mi abuelo, al que siempre
veía sentado en su lado del sofá, cerca del balcón, por donde entraba
un fogonazo de luz del día, y mi desayuno. Le daba igual lo que
desayunara, un dulce rico, rico, si era lo que yo quería. Siempre
me dicen que esa pequeña enana que os cuento cogía el trapo para limpiar
los cristales y se ponía a remedar a su abuela. Y era una estampa que
sin duda a todos les hacía mucha gracia. Otra cosa que me viene ahora a
la memoria, ya de más mayor pero cuando aún seguía utilizando esa cama
fantástica era que, si podía, durmiera sin almohada, porque es lo mejor
para la espalda. Y ahí iba yo siguiendo los consejos de mi abuela,
porque era sabia y sus canas, como dicen, eran un legado.
Aquí dejo mi rincón, mi baúl, en el que expresaré, en la medida de lo posible, aquello que pienso, me inquieta, y en definitiva, todo lo que veo a mi alrededor. Espero que lo compartas conmigo, lo visites de vez en cuando y me hagas llegar tus sugerencias...
Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.
¡Me he unido la grupo Brenda! Yo nunca disfruté de una abuela, murieron antes de mi llegada al mundo y en mis recuerdos faltan detalles y olores, aún así,afortunadamente, mis padres han sabido cubrir muy bien todas mis necesidades habidas y por haber. Muackis.
ResponderEliminarAh que guay!!! espero para leerte muchoooo entonces!!! Da igual que los recuerdos vengan a través de otros, yo los que cuento los tengo por las reuniones familiares, aunque afortunadamente los tuve también de mayores, aunque me falten por un lado y por otro ya...Un besitoooo
ResponderEliminar