El aire fresco viene y se va...Te ayuda a respirar pero tan pronto como crees que te calma el ansia, se marcha sin dejar rastro. Y es ahora cuando te toca intentar respirar por tus propios medios, sin ayuda ni apoyos.
Es un momento difícil, complicado, en el que debes tomar una decisión o seguir poniendo parches a tu falta de aire, a tu agobio al respirar. Pero no siempre se consigue, no siempre es posible. Porque no siempre tus decisiones son tuyas, sino de lo que te oprime, que podría dejar de hacerlo. Sin más, sin necesidad de suplicar...
La falta de aire puede ser un síntoma de ese día a día en el que te instalas, del que quieres sacar la cabeza de vez en cuando para poder respirar, pero es difícil cuando te creas un círculo vicioso del que no sabes (o no quieres) salir...
¿Y qué hacer cuándo la falta de aire es excesiva? ¿Esperar otra bocanada de aire?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por acercarte a mi rincón!