Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 26 de enero de 2014

La guerra está perdida

Sí, así de tajante. Creo que la guerra está perdida, o mejor, nunca tuve la oportunidad de luchar, porque nunca estuve a la altura.
Creo que jamás has sabido o querido dejar de hacer sentir transparente, ¿o yo no me he dejado ver? Quizás es que soy tan minúscula como me siento y así es la imagen que tienes de mí. Claro, puede ser así, o bien es que no me he mostrado. ¿Y ahora qué? ¿Cómo lo descubro?
¿Cómo te hago saber lo que siento? No sé, estoy perdida y no quiero hacer el ridículo, no me siento con fuerzas. Por eso he decidido no hacer nada. Simplemente así. Pero además siento que no soy importante y creo que no me equivoco, ¿o sí? Dímelo tú, quizás necesito que rompas tu silencio para saber si te importo o no, si te importo como tú a mí o esto se queda aquí. Simplemente en nada. Hay veces que sé, que intuyo que la respuesta es un no rotundo, por eso creo que la batalla, e incluso la guerra, no eran mías. No he jugado nunca en esa liga.

Y otras veces en que sé que no encajo, que no estoy donde debería para estar a tu altura, a la par de tus expectativas o de aquella mujer que pudiera cumplirlas. Y te pregunto, ¿no soy yo? Aunque me gustara, no, no lo soy; quizás apenas conoces nada de mí y veo que no te importa adivinarlo, averiguarlo, por también sé que es imposible llegar a ti; apenas cruzamos unas palabras y todas surgen de mi esfuerzo por tratar contigo. Por eso es difícil pensar en positivo.
Y por todo ello no entiendo por qué tengo dudas, si es que todo está tan claro, tan diáfano; lo puedo comparar con cielo azul de esos que nacen aquellos días en que las nubes no se atreven a aparecer. Así de claro y despejado está todo.
Si no sabes de mí, y no quieres saber; si no haces porque nos encontremos, aunque suene casual y no lo sea; y no quieres acercarte a mí, ¿qué espero? ¿Por qué aún sigo pensando en esto?
La batalla está perdida, y la guerra también. O sólo comenzaron en mi mente, y nunca fueron reales. Nunca tuve armas, nunca tuve rival y nunca tuve ni siquiera un trocito de tu aliento...por tanto, ¿qué espero?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por acercarte a mi rincón!