Hay personas que te llenan, te colman con sus palabras, da igual como las expresen, llegan a ti y se clavan, no se van, no te dejan, no te abandonan y lo peor es que te martillean, se quedan contigo, para bien o para mal.
Son personas que hacen que te plantees romper tu silencio, aunque siempre parezcas una charlatana y les digas lo que piensas, sabiendo que vas a recibir una callada por respuesta, algo a medias o en cambio todo de ellas.
Son personas que te hacen pensar, reflexionar, buscar el rincón de la soledad, un ratito para poder disfrutar de esas palabras.
Son personas que quizás no pensaste tener en tu vida, que pasarían de largo y en cambio pararon cerca tuya y se quedaron para hacerte sentir, que se remueva algo en ti e incluso te hacen vibrar, emocionarte como no pensaste que lo harías.
Este fin de semana ha sido intenso pero a la vez reconfortante en parte, porque hay quien, al verte pasar a su lado, no te deja irte sin más, sino que te dice algo que te marca. Ha sido un fin de semana ajetreado, de emociones encontradas, de sentimientos contrapuestos, de abrazos sentidos, de la necesidad de gritar todo aquello que te parece injusto y de callar en cambio porque hay quien no puede escucharte.
Han sido días complicados pero a la vez alegres, ajetreados pero vividos con intensidad y espero vivirlos muchas veces más, porque parte de lo pasado lo volvía a sentir con los ojos cerrados, aunque hay episodios que sí me gustaría borrar. Ver sufrir a quien aprecias o quieres no es agradable ni fácil, por eso volver atrás te parece la vía rápida para intentar evitar ese dolor, esa quemazón que supone lo pasado...Pero me llevo lo bueno y lo malo del mismo...
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