Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



viernes, 6 de mayo de 2016

Nadie sabía por lo que pasaba...

Nadie sabía cuál era su calvario, nadie sabía por lo que pasaba. Nadie. Ni quien más la conocía, ni quienes hablaban con ella todos los días, ni quienes la venían sonreír, aunque por dentro tenía unas ganas locas de gritar, de decir lo que sentía.
Pero no, debía ser fuerte y callar. Debía demostrar que aquello, aquello que guardaba tan adentro, no le afectaba, no le dolía, no dominaba sus días y sus noches, hacía imposible sus comidas, sus descansos y destrozaba sus horas de sueño, dejando alargadas sombras bajo sus ojos.
Cada mañana hacía del rimel y el pintalabios sus mejores armas, disimulaba las ojeras como buenamente podía y emprendía un nuevo día, uno más, o uno menos...


Cada mañana, ese nuevo día se cernía sobre ella, y el peso de lo que la oprimía apenas la dejaba respirar, pero ella intentaba ir en contra de ese dolor, de ese secreto tan bien guardado...
Y al despertar se preguntaba por qué no contárselo a nadie; por qué no confiar en aquellos que decían ser sus amigos. Pero sabía lo que le dirían, estaba acostumbrada a oír los consejos bienintencionados de los que estaban a su alrededor. Pero le costaba asimilarlos y mucho más llevarlos a la práctica. Por eso pensó que lo mejor era poner buena cara, sonreír e intentar que pensaran que se había olvidado de aquello, que ese sentimiento no existía, no le oprimía el pecho. Aunque en realidad era la única idea que le pasaba por la cabeza una y otra vez, insistentemente, por mucho que intentara distraerse.
Y no dudó en preguntarse una vez más por qué no era capaz de dejar a un lado aquello, por qué eso que guardaba tan adentro le quemaba tanto y no la dejaba avanzar, pero una vez más fue incapaz de darse una respuesta.
Por eso terminó de atusarse el pelo, colocarse el vestido y ponerse el pintalabios. Tocaba fingir, un día más, que era feliz. Tocaba fingir que estaba bien, que todo estaba olvidado, aunque fuera una gran mentira. Tocaba fingir que no le costaba avanzar, aunque cada paso fuera un calvario. 
Como cada mañana, tocaba hacerse la fuerte y continuar...Y así sería...

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