Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 20 de noviembre de 2016

Dímelo...

Dímelo. No fui nada y no lo seré, pero dímelo.

No puedo adivinar que no te interesa nada que tenga que ver conmigo. Lo puedo imaginar, lo puedo suponer, pero así no funcionan las cosas. Hay que decir lo que uno siente, piensa y no siente y no piensa. No puedo adivinar y a la vista está, y las comparaciones son odiosas. No tengo nada de ti, no te das, no te abres y no te expresas. Conmigo no. 

Solo hago adivinar, de mala manera, con malas artes y estropeando cada momento soñado y que nunca llega. Pero no quiero suponer, quiero saberlo por ti. Si me tengo que ir, me iré. Si me tengo que quedar, me quedaré; pero no quiero decidir yo, de forma precipitada ni por aquello que creo. Porque no soy de esa condición.



Pero dímelo. Dime qué quieres y qué no quieres. Y si soy yo, me quedaré. Si no soy yo, me iré. Y además, si puedo, tomaré una decisión y si no, me iré sin hacer ruido e intentando que esto sane. Porque ya duele y más que dolerá, estoy segura. 

Ojalá me equivoque, ojalá lo que deseo se haga realidad, como si hubiera pedido ese deseo a una estrella fugaz y lo hiciera realidad. Pero en estos momentos solo hablo desde el corazón, del corazón ajado, dañado y algo estropeado que intenta taparse bajo la manta para no ver, sufrir, para hacer que el tiempo pase...Como si eso solucionase algo...

Ya no sé cómo hacerlo, cómo me dirijo a ti, o mejor no hacerlo, pedir o no pedir, tirar de ti para que quieras que nos veamos, o simplemente intentar mantener una conversación. Pues no tengo la fórmula y parece que nunca acierto, contigo no. Es frustrante, pero es así. 

Dímelo. Lo entienda o no, es mejor que la incertidumbre. Es mejor que luchar contra marea. Es mejor que luchar contra lo que duele. Es mejor que luchar contra las dudas. 

Dímelo. Si es lo que estoy esperando escuchar, estoy segura que me tiraré a tu cuello, como llevo esperando mucho para hacerlo...Para besarte y decirte todo lo que tengo callado, todo lo que he guardado. 

Dímelo. Si no es lo que estoy esperando escuchar, caerá como una losa sobre mí todo lo que en algún momento he imaginado y entenderé entonces tu actitud para conmigo.

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