Un balance inevitable

Cuando llegan estas fechas, a estas alturas del año es casi inevitable que te salga hacer un recuento de todo lo vivido y rememoras, aunque te empeñes en cerrar los ojos para que no vengan a tu memoria, esos momentos, pero sin censuras, los buenos, los malos, los regulares y los que nunca quisiste protagonizar o en los que te hubiera gustado ser el centro de atención.
Recuerdas en primer lugar, o por lo menos yo lo hago así, a los que no están y es curioso que cada día más vengan a mi memoria. Los que me abandonaron físicamente este año, que no han sido pocos, en ese sentido 2010 ha sido un año negro, como mi abuelo, mi jefa y compañera o un amigo, pero también los que se fueron en otra ocasión y no hace tanto, como mis dos abuelas...
Pero también dejas volar tu imaginación hacia otros menesteres, hacia los pequeños de la familia, que cada día crecen más y te sorprenden con cosas que jamás se te ocurrirían pensar que podrían hacer.
También te acuerdas de los que no están porque echaste de tu vida sin quererlo o sin imaginarlo y a los que dejaste de hacer un hueco en tu corazón porque no se portaron como crees que lo hacen los amigos. Pero sigues pensando que fue lo mejor, que no hay marcha atrás ni quieres que la haya, porque tienes la cabeza bien amueblada y pensaste que el momento era el que fue y o no otro distinto y al final resultó que efectivamente no eran tan buenos amigos como creías...
Y dejaste atrás el sufrimiento por lo que no comprendías, por ansiar o desear lo que parece que no está a tu alcance, pero estás preparada para pensar que el año nuevo traerá eso que este 2010 te ha negado, por lo menos yo quiero creerlo así y no tener que hacer otro balance negro a finales del próximo año en lo que respecta a la ocupación de mi corazón, que ha querido a quien no debía, que se ha dejado llevar y se ha mostrado demasiado transparente para quien no lo merecía, pero que también ha castigado injustamente a otras personas que no se sienten correspondidas. Pues eso confío en que cambie.
Pero también hay otros capítulos que dejar en la memoria, y son esos que pasas con los que te quieren y te apoyan, con los que te sacan una sonrisa, con los que siempre han estado ahí y te han tendido su mano. Las personas a las que no hace falta que veas una eternidad de horas ni todos los días, los que amablemente tienen cinco minutos para ti o dos al día y te cuentan y dejan que les cuentes, y son tu hombro para llorar, tu mano amiga para rajar un poquito de lo que es injusto y te prestan su sonrisa para reir si la tuya hoy falla...
Y en ese grupo se incluye también gente que conoces en un instante de tu vida y que te parecen seres maravillosos, que quizás no han compartido toda la vida contigo pero te conocen, saben llevarte y tratarte y te calan desde el principio, aunque hay mucha gente que, por mucho que pase contigo toda una vida, no sabe cómo llevarte...cuando quizás es más fácil de lo que plantean...
También hay un espacio para hacer un pequeño balance del trabajo, que se han pasado malos momentos, otros mejores, que has sentido el vacío de ver una redacción que se queda grande, porque ya hay muchos ordenadores pero pocos compañeros, Sientes y lamentas que las cosas sean como son, a pesar de que entiendes que el panorama no es tan malo como te lo pintan cuando hacen recortes y se empeñan en pisotear tus derechos como trabajador...Pero también aprendes a hacer de ese sitio tu segunda casa, y te empeñas en mostrarlo como lo harías con el salón de tu casa, por eso te da por decorarlo, por poner tus fotos impresas en una pared y por colgar algunos detalles o decoración que te hacen sentir que no estás entre cuatro frías y tristes paredes sino en el mejor de los hogares.

Pero también te da por desear para lo que llegará en unos días...Quieres salud para los tuyos y para ti misma, quieres que la crisis maldita deje de azotar a tu familia, porque ha hecho y sigue haciendo mucho daño, que los problemas personales o familiares queden a un lado, quieres seguir recibiendo buenas noticias, quieres seguir echando de menos a los que están lejos y con los que te comunicas cuanto puedes (pero es signo de que están ahí) y echar horas con los que tienes cerca, y disfrutar de una salida, una entrada, un café, una copa, o lo que sea con los que te quieren y a los que aprecias y tienes cariño...y quieres seguir viendo crecer a los que lo tienen que hacer y evitar que te salgan arruguitas en la cara...y mucho más, porque vivir se vive una vez y hay que cambiar de año con una sonrisa en la boca...olvidándose de lo malo y esperando que todo ello se diluya y efectivamente quede en el pasado y el presente y el futuro sean...sencillamente extraordinarios...