Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 13 de noviembre de 2011

Pasajero

El tiempo es sabio, y después de un tiempo resulta que te das cuenta de que sólo fuiste algo pasajero para mucha gente que dejas atrás, y que con mi actitud radical a veces tampoco dejo que acaben certificando que soy de esas que se queda paradas viendo cómo les devuelven todos los palos que ella nunca dio a nadie. Esos palos que parece que están destinados a mí sin tener por qué. Y con esto me remonto a mucho tiempo atrás, a que llega un día que, por algo que te pasa, como un encuentro fortuito en el que crees que has pasado totalmente desapercibida, como un fantasma para alguien que fue importante para ti en algún momento, echas la vista atrás.
Y resulta que hay mucha gente que hizo contigo, en su momento, lo que quiso, que te manejó a su antojo, porque de por medio estaban los sentimientos, da igual de que nacionalidad sean los mismos ni a quien se dirijan, hasta que dijiste hasta aquí, hasta que diste un zapatazo en el suelo y se acabó el jugar contigo y con lo que sientes.
Y ahora casi te ries de algunas de esas personas, a las que sigues viendo con cierta nostalgia, ya no tanto porque causaron un daño que te ha costado subsanar o superar, sino porque al final resulta que, cuando se den cuenta, como todos los hacemos, de lo que perdieron, será demasiado tarde, porque cuando yo doy por zanjado algo, pocas veces suelo volver atrás para deshacer el camino andado. Y no por capricho, sino porque el dolor, el sufrimiento, fue tanto, que tocaste techo, y te rendiste a lo evidente, y por qué eso que era tan evidente, con el tiempo tiene qué cambiar. Pues no, no tiene por qué hacerlo y en algunos casos ni siquiera estoy dispuesta a arriesgar lo que tengo para ver si podía o no ser.
Y hoy me siento así de valiente, quizás por ese mismo encuentro, fortuito o no, ya no sé si definirlo o dejarlo inconcreto, porque no soy persona de creer en las casualidades. Me demuestro que no tengo nada que perder, que no soy la que se pone nerviosa cuando se siente como en un espejo, como si no estuviera en un sitio, aunque lo esté, viendo pasar a esa persona que estuvo ligada a mi en algún momento. Me siento fuera de esa escena, y me siento bien, que quizás no en todos los momentos en que me veo atrapada en una situación similar o frente a alguien con quien no sé como reaccionar escapo tan bien. Así que espero que no me traicione el subconsciente y efectivamente todo pase tal cual hasta ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por acercarte a mi rincón!