Ese amor platónico

Un amor complicado de llevar a buen término. Por tanto, platónico...
Cada día que he podido me he acercado a ti, porque no quería dejar de verte, pero tú quizás nunca has notado mi presencia y aún así, ahí estoy, cual enamorada, siguiendo tus pasos...
Y es que, me cuesta alejarme de ti, y cada vez que te pienso, sale una sonrisa de mi boca. Y es que, cada vez que puedo, intento pillar tu mejor cara y hacerte una foto, para tener tu recuerdo aunque no pueda verte.
Y no me canso de mirarte, de recorrerte, de admirarte, demostrándote cuando puedo que te tengo gran admiración.

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Por mucho que intento, es difícil olvidarte y a pesar de haber estado algún tiempo apartada de ti, no puedo más que volver en cada oportunidad que se me presenta. Ahora además tengo la suerte de poderte verte cada día, aunque sea de una manera muy particular.
Y por mucho que intento echar la vista atrás, no recuerdo cuando empezó esa admiración, no sé cuando empecé a enamorarme de ti, pero lo que sí sé, con seguridad, es que esta relación que tenemos se ha ido forjando con los años y así seguirá, porque lo que empieza poco a poco y sin prisas, finalmente se hace duradero.
Por mucho que mi idilio contigo es imposible, sé que estoy atada a ti de muchas maneras. Y no me pesa...
Te admiraré siempre y siempre serás como un amor platónico, mi querida Cádiz. Por mucho que haya tanta gente que no lo entienda. Un placer verte todos los días, una alegría sentirte y verte evolucionar...

Su espalda

Se aferró a su espalda intentando que el contacto con su cuerpo calmara la sensación que le había dejado aquella pesadilla.
Y él, al notar aquel abrazo inquietante, se volvió y le susurró:
-¿Qué te pasa?
Ella respondió con un hilo de voz que se había sobresaltado con una pesadilla que la había asaltado, pero que no lograba recordar con nitidez, simplemente supo que era un presagio de que algo pasaría con él, y por ello se lanzó a su espalda, para saber si estaba allí, con ella.

Él la abrazó con fuerza y allí se quedaron un rato, sin mediar palabra, hasta que el sueño los volvió a reconfortar.
Cuando despertaron con el sol entrando por la ranura de la ventana, ella volvió a lanzarse a su espalda desnuda, pero esta vez él notó que no le ocurría nada, porque su acogida fue cálida y dulce.
Fue entonces cuando supo que quería seguir besándola y disfrutando de ella sin mesura.

Mil y una cosas que hacer contigo (II)

Hace años tuve la "necesidad" de escribir una lista muy similar a ésta, pero la situación cambia, las personas también y ahora me apetece adaptarla...Porque por entonoces me sentí orgullosa de aquello que habría escrito, porque demuestra no solo valentía sino generosidad, y ahora también me apetece volver a tener esa sensación...

Los días grises dan lugares a textos que no siempre son complicados ni tristes...Y ahí va uno de esos...

-Un paseo por la playa
-Un mensaje para darte los buenos días y alegrarte la jornada
-Una palabra a tiempo que te haga saber que estoy aquí si me neceistas
-Una sonrisa a tiempo para cualquiera de tus ocurrencias
-Un beso en la mejilla que te dé calor en un día frío
-Un detalle que no esperes
-Una visita inesperada
-Sentir un beso húmedo y lleno de significado
-Engancharme a tu cuerpo y no soltarte
-Un abrazo sin fín
-Un juego de niños
-Un café en un lugar alejado del mundo
-Encontrar un espacio que nos pertenezca
-Un abrazo por tu espalda cuando menos lo esperes
-Una larga conversación hasta altas horas de la noche sin que el sueño haga mella
-Ni un solo minuto sin decir que estoy aquí, para lo que necesites
-Mi mano tendida hacia cualquier adversidad
-Pelear contigo cual adolescentes
-Contradecir todo aquello que me digas dibujando una sonrisa en tu boca
-Buscar cualquier excusa tonta para hablar contigo
-Ver tu sonrisa plena cuando disfrutas con algo
-Seguirte en tu locura
-Pararme a pensar el trasfondo o significado de aquello que dijiste
-Pasar un día contigo
-Compartir tus aficiones
-Que conozcas mis miedos y que compartas abiertamente los tuyos conmigo
-Intentar curar tus heridas y que lamas las mías
-Que me hagas partícipe de tu vida, con lo bueno y lo malo que ello conlleve
-Buscar una palabra amable para aquello que te duela
-Un consejo a tiempo...
-Contar tus lunares
-Acurrucarme en tu abrazo
-Que despiertes la mejor de las sensaciones con tu simple conversación
-Cuidarte
-Mojar nuestros pies en la playa
-Un paseo de la mano hacia ningún lugar
-Encontrar una canción especial
-Un plan tonto que compartir
-Dejar los orgullos a un lado
-Hacer que los miedos y los fantasmas huyan
-Compartir una peli que nos haga reír
-Querer que no se acabe la buena sintonía
-Anhelar tu llamada
-Tener la necesidad de compartir todo y más contigo
-No tener miedos si estás a mi lado
-Recorrer tu espalda con mis dedos
-Cerrar cicratrices contigo
-Buscar una solución a lo que te preocupa
-Mirar el presente como una oportunidad
-Mirarte a los ojos sin vergüenza
-Vencer mi timidez
-Disfrutar viéndote sonreír
-Decir lo que pienso sin arrepentirme
-Que me pienses todo el día y agradecerte que lo hagas
-Oler tu perfume y hacerlo mío
-Que me alegres una mañana fastidiosa con un solo mensaje...
-Compartir una de esas listas de preguntas absurdas que nos hacen conocernos mejor
-Mirarte a los ojos y tener la sensación de bienestar que despiertas en mí
-Sentir tu calidez
-Dormir acurrucados
-Compartir una manta para combatir el frío
-Sentirte cerca
-Soñar despierta
-Hacer las cosas más sencillas...

Los días grises llegan

Los días grises parece que llegan solapados a los días grises de espíritu, de alma...Así es.
Y hoy me ha tocado a mí uno de esos días y casualmente va aparejado al día, meteorológicamente hablando. Bueno, en realidad son varios los días que llevo acumulando pero hoy estalló el día gris, el día feo por excelencia.
Y poco hay que pueda hacer que salga el sol, cuesta mucho sacarlo de su escondrijo. Pero saldrá, estoy segura.

Uno de esos días en que, si alguien tiene a bien preguntarte por qué estás tan seria, apenas puedes responder porque las palabras se agolpan en tu garganta y si las dejas salir, lo hacen anegando tus ojos de lágrinas. Así es...
Y uno de esos días en que te apatecería no estar ocupada y disfrutar, en soledad, de la playa, mirando al horizonte, oteando las gaviotas que van y vienen y los barcos que surcan la Bahía y poco más...

Cuantas veces quiso escribir...

Cuantas veces quiso escribir y al final terminó eliminando aquel ridículo texto. Cuantas veces quiso expresar lo que se quedaba cogido en su garganta y se negaba a salir. Cuantas veces pensó en cómo explicarse...

Y lo peor es que había algo en su interior que le empujaba a escribir, a dejar constancia de cómo se sentía aquella mañana; pero había otra parte que le decía que ese impulso no le había traído buenos resultados en los últimos tiempos. Y al final ganó aquello que hizo que borrara lo que llevaba escrito y lo dejara estar.

Escribiendo... www.viveoptima.com

Pero a lo largo de todo el día le acompañó ese sentimiento de no haber hecho lo que le pedía el cuerpo. Lo correcto sí, no expresarse, no dejar que ni el mundo ni mucho menos él supieran lo que le ocurría. Porque esa sensación con la que se había levantado no era normal y no le gustaba que siguiera con ella. Pero ese pellizco en el estómago continuó. 

Al final supo que tendría que verbalizar lo que le ocurría, aunque fuera a través de su blog, reflejar que no se sentía cien por cien, que no estaba en su mejor momento y es que, había un pequeño gran vacío que no se llenaba...O no sabía cómo llenar...O quien podía no quería llenar...Demasiadas variables, pero una sola sensación...Cómo calmarla, cómo se disiparía...

Tu espalda

Ahí me vi, recostada en tu espalda, contando los lunares se que iban desvelando ante mi atenta mirada.
Aunque el sueño intentara hacer mella, quise que no me venciera, porque no quería perder un detalle de tu cuerpo, ahora mio...
Así fue aquella noche, así la recuerdo, abrazada a tu cuerpo, del que no me quise despegar en lo que me parecieron horas, a pesar de que, mirando el reloj, solo hubiera pasado media hora.
Así de especial me pareció, así la viví.

Y cuando desperté pude comprobar que no fue un sueño, sino una realidad. Ahí estabas, dormido, pero a mi lado.
Y por eso quise seguir con mi tarea, la de contar todos aquellos lunares que ahora se presentaban ante mi, pero en tu torso...
Porque lo mejor de aquella noche y aquel despertar, fue seguir explorando tu anatomía y hacerla toda mía...