Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



miércoles, 17 de octubre de 2012

Una imagen vale...

Una imagen vale más que mil palabras pero además más que mil recuerdos, porque a veces tendemos a hacer subjetivos los recuerdos, en cambio una fotografía parece un documento más fiel a la realidad. Me ha surgido esa reflexión estos días en que, por un lado y otro se habla de imágenes, siempre antiguas, de cuando las personas de mi alrededor eran pequeños o incluso cuando algunos amigos o yo misma lo éramos.
He tenido en mis manos esas fotos que te hacen revivir, en blanco y negro, épocas pasadas, las que no conociste y provocan que alguien te cuente cómo era esa casa, cómo fue la boda, el bautizo o la comunión, quién es quien. Incluso se buscan parentescos, cercanías familiares, vecinales o antiguas amistades, e incluso se desempolvan viejos recuerdos, aquellos que parecían casi inexistentes. Y pueden incluso surgir nostalgias, porque todos somos humanos y porque esas fotos en blanco y negro traen al presente a gente que ya no está.
Pero también he mantenido conversaciones de esas en que los más pequeños ahora se confunden, al ver imágenes pasadas, con sus hermanos, sus tios u otros familiares, porque es inevitable que todos nos saquemos un parentesco con alguien cercano, al fin y al cabo no dejamos de ser familia. Los vínculos nos hacen mostrar lazos que parece que no existieron y otros sacamos los parecidos razonables o más extraños que se nos ocurren. Todo sea por cuestión de divagar.
Y aún hay más. Da gusto que se te salten las lágrimas cuando ves un álbum de fotos, de esos que se hacen con amor, de esos que recopilan una vida en imágenes, en cincuenta, setenta o cien, hasta una fecha concreta. Y además muestra la grandeza de hasta donde podemos llegar, el límite que nos ponemos.
Una fotografía por tanto, para mi gusto, es uno de esos inventos y no precisamente de la era moderna, de los que dejan huella, porque cuando la mente sea frágil, o cuando no te dé por almacenar todo lo que has vivido, podrás pasar las hojas de un álbum o abrir un archivo en el ordenador que te permitirá descubrir todo lo que viviste, lo que te perdiste, lo que has echado al olvido y lo que te hace ser quien eres en este preciso instante, o lo que fuiste, lo que fueron los que te querían o formaban parte de ti...Todo esa magia contiene una imagen, eso sí, es una pena que nos hayamos acostumbrado a no imprimir esos recuerdos y darles forma, recopilando así los momentos que más nos gustan, porque es una gozada...

2 comentarios:

  1. Tanto el invento de la fotografía como del video nos permite que el pasado nos llegue de una forma fidedigna sin alteraciones. La realidad tal cual...
    En cuanto a fotos antiguas... la era digital nos ha quitado apreciar los pequeños detelles... yo es que soy muy vintage jajaja un beso

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  2. Jeje, seamos lo que seamos, tenemos la suerte de poder tenerlo todo en nuestras manos, o en el ordenador, pero es cierto que antes se hacían y quedaban, perduraban, muchas más imágenes, las que controlábamos y la que no...
    Un besote señorita vintage

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