Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 27 de enero de 2013

Cogí el teléfono, lo descolgué bruscamente y marqué el número como pude, aunque los nervios apenas me dejaban. Cada tono provocó que los latidos de mi corazón aumentaran, fueran a cien por hora. Me tuve que poner la mano libre en el pecho, porque parecía que mi corazón no sería capaz de aguantar. Pero sí, pude. E incluso me ensimismé tanto en qué decir cuando descolgara el teléfono y escuchara su voz, que me perdí en mis pensamientos, sin darme cuenta de que ya habían pasado algunos tonos, más de los que hubiera sido lógico esperar, y al otro lado lo único que se escuchaba era la voz de la operadora decir que el número de móvil estaba ocupado, o algo así, porque mi corazón prácticamente dejó de latir y de mi ojos comenzaron a salir lágrimas, muchas lágrimas, sin apenas quererlo o pretenderlo, y sin poder aguantarlas en mis ojos...
¿Qué se pasó por mi mente en ese momento? Que había provocado tanto dolor en su alma que no había querido cogerme el teléfono, que decidió sin más dejarme de lado. No me llamó antes, ni después, y tampoco me devolvió la llamada. Por eso pensé lo peor, pensé que llegaba tarde en mi disculpas, pues no debería haberle planteado mis dudas.
Pero cuando pensaba que era mi perdición, que todo estaba perdido, sonó el tono de mi teléfono, y casi sin mirar la pantalla, pues pensé que sería algún canal de publicidad, como siempre ocurre últimamente, y contesté con desgana, y entonces oí su voz, su ronca y bella voz, esa que volvió a provocar que me sumiera en mis pensamientos...pero ahora sintiéndome a salvo, porque por grave que fuera su dolor, o por mucho que su mosqueo me repercutiera, sabía que no se había olvidado de mí...

(Texto, no real, de puño y letra)

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