Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



martes, 5 de abril de 2016

Aquel corazón ajado...

Aquel corazón ajado y maltrecho deambuló como loco, sin rumbo, hasta que cayó la noche y no tuvo más remedio que buscar un lugar en el que guarecerse. No estaba en condiciones de elegir, así que se refugió en el primer lugar que encontró, en aquel sitio en el que amablemente le abrieron las puertas. Sin premisas. Sin ganas ni fuerzas, se abandonó a su suerte, y fue quien le acogió quien se preocupó de que no le faltara nada...

Porque aquel dañado corazón no hizo el menor esfuerzo por recomponerse. Por lo menos al principio. Pero allí estaba su ángel de la guarda para dispensarle mimos y cuidados, para no dejarle desfallecer, curar las heridas e intentar enmendar tanto destrozo como sufría. Sin pedir nada a cambio y no recibiendo precisamente la mejor cara de aquel corazón. Porque aquellos malos días del corazón dolido los pagaba él; porque cuando la ira se hacía patente, no había quien frenara las consecuencias; porque cuando los recuerdos dolían, tenía la sensación de que se sentía morir. 
Pero inevitablemente el paso del tiempo hizo que aquel dolorido corazón fuera olvidando todo lo que había sufrido y, con voluntad, intentara rearmarse. Porque quiso, no porque nadie le obligara. Porque quien cobijo le diera un día tuvo claro desde el primer momento que cuando las heridas sanaran, lo perdería de vista. Sin más. Sin explicaciones, porque su cobijo había sido pasajero, el lugar en el que curar las heridas pero, en definitiva, un sitio de paso. 
Y no pretendía hacerle reproches, ni mucho menos, llegado el momento. Supo, desde el primer momento, que aquel corazón roto y deserozado había llegado por casualidad, no porque hubiera querido y por casualidad se marcharía un día, buscando de nuevo a quien le había infligido tanto dolor. 
Y aunque no pensaba mostrar el dolor que aquella situación le causaba, queriendo continuar dándolo todo por aquel corazón maltrecho, no pudo impedir que su rostro reflejara preocupación, tristeza y su fortaleza, alguna grieta. 
Porque aquel corazón estaba sanando. Y el día se acercaba. Pero aquel corazón que tanto había vivido al lado de su benefactor tenía claro que no volvería al lugar donde tanto daño le habían hecho. 
Que si no habían sabido valorarlo, amarlo y apreciarlo, si ese alguien no había sido capaz de eliminar barreras, si no había sabido o querido dar tanto como había recibido, no merecía la oportunidad de reabrir heridas. 
Aquel corazón, que había aprendido a sonreír de nuevo, a confiar en quien le rodeaba, había sido capaz de contar parte de lo que había sufrido y había superado los momentos críticos, también había acabado apreciando todo lo que aquel que un día lo había acogido había hecho, sin esperar nada a cambio.
Porque sabía, desde el primer momento, que se había concienciado de su partida. 
Pero ni quería ni podía apartarse de él. Aquel ajado corazón no quería sufrir más y sabía que estaba en el lugar idóneo y con la persona adecuada.
Por ello, y sin decir nada, salió de él un gesto que hizo que aquella persona que tan generosa había sido comprendiera que nunca se iría, no porque no quisiera sufrir más, sino porque había aprendido a valorar el lugar en el que lo habían querido sin condiciones, donde lo habían cuidado y cuirado las heridas, donde no le habían pedido explicaciones, confiando ciegamente en él. 
El lugar en el que quería estar por los restos. Eso era algo que tenía claro.
 

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