Hay aniversarios que calan, y si en mí ha dejado mella cada año que han cumplido mis pequeñas enanas (Iris y Noa) pues con más razón es para mí importante que mi enano, mi ahijado, Adrián, haya cumplido ya un añito.
Si recuerdo momentos que retener en la memoria con mis dos pequeñas, con él también, y ahora queda, como importante, los primeros Reyes en que entienda algo más, pues el año pasado el pobre no pasó de divertirse vestido de Papá Noel y viendo a sus primas de duendecillo y poco más, pero este año, que tiene conocimiento de causa, ya sabrá decidir entre los juguetes que le gusten o no cuando se los regalemos o dejará ver si la Cabalgata de Reyes le asusta o en cambio le divierte. Y es que, eso ha pasado con Iris y Noa, que mientras una no tiene vergüenza alguna y si por ella fuera se subía a la carroza con los Reyes Magos, la otra tiene que ser flanqueada por alguno de nosotros porque hasta los caramelos le asustan. Por ello habrá que ver que pasa con él.
Y al igual ocurre con su cumpleaños. Especial porque es el primero, pero además porque ya entiende, y eso de que tuviera una fiesta y estuviera rodeado por los niños (pues los adultos, exceptuando a sus padres, sinceramente podemos sobrarle en su celebración), le hizo mucho bien y mucha ilusión. Y sólo había que mirarle la carita, porque estaba rendido y eso sin duda hace pensar que se lo pasó genial, la pena es que no nos puede decir que se divirtió. Pero bueno, ya quedarán las fotos y los vídeos y las batallitas para que pueda recordarlo cuando sea algo más mayor, seguro que ahí estamos todos en plan pesados para que se lo grabe con fuego.
Y fue un momento muy especial, porque si en estos últimos meses ha sido muy entrañable verlo andar, chapurrear palabras a su estilo, llamar a la gente, pedir las cosas aunque sea con el dedo levantado, indicar dónde está su nariz, andar sólo sin falta de que nadie le dé la mano o lo apoye en ningún lado, o gamberrear como el que más, mucho mejor si cabe si todo esto acababa aderezado con una fiesta en la que, por supuesto, porque lo lleva muy ensayado, aplaudiera cuando le cantaron cumpleaños feliz e incluso hiciera el amago de apagar su vela de cumpleaños.
En fin, todo un acontecimiento, como otros tantos que me gusta recordar desde su nacimiento el 8 de octubre de 2009, y como muchos más que vendrán en adelante y que me gustará igualmente recordar, ya sea con escritos, por fotos o por lo que quede en mi retina.
Pero en realidad tengo la suerte de ver crecer a muchos pequeños a mi alrededor y eso me hace sentirme muy orgullosa de sus padres, porque cada uno a su manera y con su estilo, pero los están sacando adelante…
Pd: otro día presentaré a mis dos enanas...
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