Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 22 de junio de 2014

Miro atrás...

Miró atrás pero allí no había nadie. Ella ya no estaba. Ya había jugado demasiadas veces con su paciencia y ahora que se había dado cuenta que la quería, que era aquella mujer a la que había estado buscando tanto tiempo, fue tarde.

Porque ella se había cansado de esperar. Lo peor es que él lo sabía. Hacía mucho, no sabía evaluar cuánto, ella le había advertido que no estaría esperando eternamente.
Había intentado contarle sus sentimientos, pero él nunca la había querido escuchar. Y se lo había demostrado, pero siempre había mirado a otro lado. Porque había preferido tener ojos para otras, aquellas que siempre habían jugado con él, aquellas que habían visto en él al chico bueno del que al final se cansaban...
Y cada vez que volvía de una relación caprichosa, ahí estaba ella, esperando, para componer su corazón y su autoestima, como su amiga, como una más. Aunque en el fondo ella no quería ser su amiga. Quería ser algo más.
Y él nunca lo había valorado, nunca había prestado atención a lo que ella sentía, porque no merecía la pena.
Pero un día, sin saber cómo ni por qué, él quiso verla. Porque algo había cambiado. Pero por su forma de hablar por teléfono ella supo que algo no era como siempre. Pero entonces no quería que nada fuera distinto, porque hacía mucho que ya sólo lo miraba con ojos de amiga. Sus sentimientos habían cambiado, a la inversa. Él iba en una dirección y ella, en la contraria. Así de caprichosa era la vida.
Por eso y a pesar de que le había prometido qeu aquella noche se verían, en el mismo sitio al que solían ir siempre a charlar de todo un poco, ella no apareció. Esperó. Miró su móvil varias veces pero sabía que ella era puntual, y cuando se vio repasando una y otra vez, en su mente, lo que quería decirle, se dio cuenta de que seguía solo.
Quería saber si ella seguía enamorada de él, porque había llegado el tiempo en que había madurado y se había dado cuenta de los años perdidos, porque le gustaba, había algo de ella que siempre le había llamado la atención. De manera subconsciente había querido pensar que no era su tipo, pero al cabo de los años no pudo reprimir lo que sentía.
Pero al fin comprendió que ella no iba a ir. Por mucho que esperara o insistiera en llamarla.
Cuando se iba del local, volvió a mirar atrás, pero allí no había nadie. Ella ya no estaba.

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