Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 24 de junio de 2012

Desde fuera...

Hay veces que, simplemente, algo pasa delante de tus narices y no eres parte de ese algo que ocurre, y puedes ver, opinar, decidir y aconsejar de una manera distinta a como lo harías cuando eres tú la parte protagonista de ese algo que pasa. Evidentemente las formas de reaccionar son totalmente distintas, diametralmente opuestas, me atrevería a decir.
Y muchas veces en que pienso en ello me da por intentar, cuando yo soy la protagonista, mirar desde fuera, qué haría yo si no fuera yo, es decir, otro alguien que tuviera que aconsejarme y entonces todo se vuelve distinto, sencillamente distinto, ni más difícil, ni más fácil.
Ver desde lejos lo que te ocurre muchas veces ayuda a dar con la solución, otras simplemente ves lo fácil que es aconsejar por aconsejar, sin fondo ni base, y en otras, crees que es imposible aconsejar a nadie, más lo justamente necesario. Porque mañana pueden hacer exactamente lo mismo contigo.
Vivimos en tiempos consulvos, de acá para allá, corriendo, y muchas veces sin preocuparnos en cuidar las relaciones personales, pero las personales de verdad, las del cara a cara, en las que puedes testar a la persona, la puedes tocar, mirarla a los ojos y sentir también esa comunicación no verbal tan importante, y si no que nos lo digan a todos los que nos dedicamos a lo mismo que yo, que no es sólo de manual, sino que es cierto en la práctica, que no es lo mismo lo que se dice y lo que inconscientemente se puede transmitir. Y muchas veces esas prisas que llevamos nos hacen ni siquiera pararnos al lado de esa persona a entenderla, sentirla y simplemente a curiosearla (cómo se expresa, cómo se muestra contigo, cómo se dedica a ti o no...). Por eso muchas veces no podemos llegar a sus problemas, a su interior, por mucho que intenten contarlos o explicarlos, porque realmente está a mil millones de años de nosotros...y es ése el problema.
A mí me encantan las posibilidades que conocemos y que tenemos la suerte de disfrutar en los tiempos que corren, pero es cierto que un café con una persona, no se puede cambiar por nada, queramos o no, porque es la base para que la confianza nazca, se mantenga y perviva, para que esa persona pueda dar todo de sí y que sienta que enfrente, justo enfrente, estás tú para escucharle, aconsejarle o prestarle tu hombro para llorar...si hace falta, si es necesario...

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