Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



miércoles, 20 de junio de 2012

Honesta y sincera

Sí, así me veo, así me defino, honesta y sincera. Llevo años, meses, semanas, días, horas, dándole vueltas a eso y nunca llego a ninguna conclusión lógica y sensata. Pero hoy me he decantado por decir lo que pienso. Sí, hoy, como podría haber sido ayer, o mañana.
Es mi carta de presentación, me gusta ser honesta y sincera, pero aunque mucha gente te anima a serlo, siempre es fácil aconsejar que otro lo sea, a vivir con esa filosofía de vida, porque además implica riesgos. Riesgos porque hay que tener un límite, y lo entiendo, no puedes decir siempre lo primero que pasa por tu mente, que ahí entra la impulsividad y el control que cada uno tiene, pero son conceptos ampliamente relacionados, obvio. Pues eso, yo me puedo poner mi límite, pero cierto es que cada persona que se encuentra conmigo en el camino no me puede pedir un grado distinto de honestidad y sinceridad. Oigan, soy como soy, acéptenme tal cual, porque así soy, transparente, pero no intenten amoldar esas razones mías de existencia a su capricho.
Con el tiempo he llegado a comprender que todo el mundo, de boquilla, te dice eso de que ser sincera y honesta está estupendo, pero cuando se dan media vuelta puedes entender y dilucidar que no es cierto. Que la gente es hipócrita por naturaleza, y la sinceridad implica que digas algo que no pueda gustar, y claro, empiezan los desencuentros fatíficos, el dar explicaciones e intentar suavizar. Y volvemos a lo mismo, para qué me halagas la sinceridad si no la aceptas...
Pues ese es mi día a día. Eso sí, hay días, y es lo peor, que me siento, reflexiono, y me pregunto a mí misma si mi sinceridad y honestidad serán tan brutales como para herir a alguien, y pido disculpas si es así, pero de antemano he de decir que ese hecho, el ser más bien transparente, da lugar a que se me conozca, se me vea de frente y rapidito, a que se me cale, como diría yo, por eso no entiendo los sustos cuando digo las cosas como son, como suenan...Y otra cosa que no puedo evitar es que, quien se cruza conmigo, no quiera llegar a entender exactamente que si digo blanco es blanco y no gris...Si quisiera decir gris, ya lo diría yo...no lo dejaría entrever...Aviso a navegantes...a todos los que en estos años, meses, semanas, días y horas me hacen dudar de estas dos (yo las entiendo así) cualidades...entre mis muchos defectos.
Pd: dicen por ahí que la sinceridad es una virtud, abusa de ella y se convertirá en un defecto, y creo que yo me mantengo en esa línea que divide una y otra...por eso me parece bonita e ingenua mi sinceridad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por acercarte a mi rincón!