La mentira acaba siendo el último
de los recursos, por lo menos para mí, y casi quiero ni
siquiera contemplarla, porque hace daño, castiga, irrita y
acaba con los corazones sensibles, con los buenos. Yo voy de frente,
siempre fui así, y así seguiré siendo. No quiero
una mentira para mí y no la quiero para nadie, aunque la vida
me ha demostrado que es mucha la gente que alaba la sinceridad, la
transparencia, la verdad por delante, y después es la primera
que no lo aplica. Quizás es cobardía o hipocresía,
pero sea lo que sea, yo nunca seguiré ese sendero, por mucho
daño que me hagan las mentiras de los demás. Sólo
acepto las pequeños y esporádicas mentiras piadosas,
siempre que no hagan daño, que no castiguen al alma.
Porque la mentira es un lastre, y como
dice el refrán que todos conocemos, al final todo se acaba
sabiendo, por ello es mejor hacer daño con una verdad a tiempo
que castigar a alguien con una mentira.
Sin más, poco más hay que
decir de la mentira, que no es sana, no corresponde a las buenas
personas y es el arma aliada de los malos corazones...allá
cada uno con lo que hace, pero dicen que siempre, siempre, se acaba
conociendo la mentira que intenta tapar a la verdad...
PD: el tema de esta semana del grupo de facebook en el que colaboro, La aventura de escribir, es la mentira, así que el pequeño texto que he escrito lo paso a mi blog, porque me gusta ir sumando todo lo que recopilo en mis manos...
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