Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



lunes, 13 de agosto de 2012

Soñé...

Ahora que el día comineza, una semana más sin saber cómo la afrontaré aún, quiero escribir, antes de que se difumine en mi mente, lo que anoche soñé, lo que tan vívido me pareció en ese momento, tan vívido que parecía real, hasta que el sol empezó a provocar que mis ojos se abrieran e hicieran que me diera cuenta que sólo fue un sueño.
Un sueño que por real me creó rabia al amanecer. Delante de mí te encontré, no alcanzó a recordar cómo llegaste a mí, pues entiendo que ya pusiste un rumbo separado de mi camino. Delante de mí y sonriendo, acercándote a mí, dándome un beso y contándome al oído que sentías lo ocurrido, un malentendido de orgullo desmedido que te impidió darme esa atención que te pedía, que provocó que creyera que no querías saber de mí, contarme, hacerme partícipe de tu vida. Y en un momento, me incluiste en ella, como yo quería estar, pero en la que no me dejaste entrar tiempo atrás. Y cogiste mi mano, y me abrazaste, dejando que me aferrara a ti, y así me quedé durante un instante que me pareció eterno, porque era lo que deseaba. Y nos fuimos paseando, mostrando a todos que no hay vergüenza alguna de que nos vieran juntos, y seguiste diciéndome que me quieres en tu vida, que harías todo aquello que estuviera en tu mano, es decir, todo, todo, para que nunca más pensara que de mí te habías olvidado, que no me querías, que no querías estar a mi lado, que no creyera que todo lo vivido fue una mentira, que de nada sirvió el camino andado...
Y así transcurrió mi amplio sueño, pues tengo la sensación de que fue largo y agradable, tanto como para que finalmente lo recordara, porque poca suerte tengo de acordarme de los sueños que me asaltan de noche. Pero éste sí, por eso lo dejaré en mi rincón, para poder recordarlo cuando esto no me haga daño.
Porque ahora que he vuelto a la vida real, que el sol me ha rescatado de la fase del sueño agradable, comprendo que todo sigue igual, que no sabré de ti y que no te veré en ningún momento como en mi sueño, aunque fuera mi petición si este fin de semana hubiera visto alguna estrella de esas que dicen que cumplen los sueños, los deseos de aquellos que se acercan a ellas, tan fugaces pero tan receptivas, en un cielo despejado y con la luna de testigo. Y digo que no es orgullo, no, sólo que poco queda por decir de mi parte, creo que te he escrito cientos de palabras, unas enlazadas a otras, unas unidas a otras dando significado a todo lo que siento, a lo que creo que merezco, a lo que me castiga, incluso direccionándote hacia aquello que me hace daño y a mi entender tan fácil se podía sanar, pues no pido la luna, aquella que un día creo que hubieras querido bajar para mí si te lo hubiera pedido. Pero sólo te importó dejar tu orgullo por encima, o yo que sé, aunque no trata de orgullo, sino de sentimientos, los que aún existen y buscan una salida en mí.
Me encantaría que mi sueño se cumpliera, verte frente a mí, con ese beso de por medio y ese cálido abrazo, interminable, donde quería sentirme segura...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por acercarte a mi rincón!