Mi mejor definición, por vosotros: Diferente, buena profesional, atenta, reservada, curiosa, habladora, cordero con piel de lobo, observadora, detallista, inteligente, amiga de sus amigos, perseverante, de impresión fría y distante, generosa, audaz, terca, temperamental, tierna y entrañable bajo una capa distante y fría, divertida, cabezona, quejica, especial, cariñosa, sensata, directa, sincera, con gran corazón, de apariencia seria, humilde, comprensiva, persistente, sabe escuchar, empática, paciente, cariñosa por momentos, fuerte por fuera y débil por dentro, buena consejera, responsable, agradable, sensible, con gracejo especial, consecuente, inquieta, alegre, expresiva, alguien que sabe escucharte, emotiva, entregada, cabal, culta, con la que siempre se puede contar.



domingo, 5 de septiembre de 2010

Mi Cádiz

Te escribo porque te añoro, porque necesito sentir cerca tu Caleta, la historia que rezuman las paredes de tus monumentos, tu bella Catedral, tu balneario de la Palma, tu ilustre Falla, te escribo porque cada día que paso lejos de ti Cádiz, me siento incompleta, abatida, y algo muere dentro de mí. Porque nadie sabe lo que siento por mi Tacita de Plata, mi bello rincón gaditano, ése que tanto luchó contra civilizaciones ya lejanas en la memoria, y que se alzó como la cuna de la libertad hace ya casi doscientos años con la proclamación de la histórica Pepa.
Me gusta recorrer tu paseo marítimo y admirar tus playas, sentir como las olas del mar rompen en tus orillitas, y bañar mis pies con esa misma agua bendita que llega allende los mares. Y llegar a tu Caleta, y recorrer a pie el sendero de tu Castillo de San Sebastián, una de esas fortalezas que hace años guardaron a tus habitantes de los males llegados por el mar, sí los predecesores de los que ahora vivimos en ti. Perderme después en el coqueto balneario de la Palma, tan blanco, iluminado e inmaculado, y continuar hasta el Castillo de Santa Catalina, esa caprichosa fortaleza defensora de tu tierra, y jugar con ese ficus del Mora, aquel tu primer hospital, aquel que nadie olvida, por donde tantas vidas pasaron. Y puedo continuar a pie por tu parque Genovés, el que llaman botánico y ahora sólo sirve de refugio para niños y no tan niños. Y por qué no, perder la noción del tiempo en tu Alameda, observando a lo lejos mi tierra natal, El Puerto.
Aunque no puedo elegir, prefiero perderme por los callejones de tu casquito histórico, que tiene una forma tan caprichosa que cualquier despiste te lleva a ninguna parte y te hace quedarte para siempre en tu corazón, en el centro, donde nacen plazas tan señeras como la de Fragela, donde sigue descansando el Gran Teatro Falla, cuna del Carnaval más preciado, entre las paredes del que quedan tantas letras a la tierra, a la libertad, a sus ciudadanos, a los que te castigan, a los que pretenden salvarte, y un sinfín más que es imposible recordar; o San Antonio, donde tanto Carnaval se escucha, o el Palillero, Mina, España o Las Flores, que me lleva a tu esplendorosa Catedral, esa que siempre parece incompleta, que no sé si algún día veré sin un andamio, pero que sigue siendo una de tus particularidades. Y por qué no, llegar a San Juan de Dios, estando en el fondo el preciado Consistorio.
Pero tampoco puedo elegir un barrio. Puedo pasear por Santa María, el primero de los que te constituyeron, o La Viña, el más carnavalero, o por Puntales, La Paz o Loreto, que más da si en cada rincón de esta ciudad encuentro algo que me gusta, que me invita a seguir visitándote, con la pena de no poder quedarme para siempre…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por acercarte a mi rincón!